Sigue adelante, no te detengas

Publicado el 5 de abril de 2024, 3:19

El que persevere hasta el fin, ese será salvo” Mateo 24:13

Es bastante común que en la vida cristiana llegue un punto en el que el creyente es tentado con el pensamiento de que el crecimiento espiritual es igual al crecimiento físico e intelectual, que simplemente un día se alcanza el límite y se para de crecer. Las escrituras se oponen rotundamente a este pensamiento, Pablo afirma en 2 Corintios 4:16: “Aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo, nuestro hombre interior se renueva de día en día”, y el salmista, hablando de los justos en el Salmo 92:14, escribe: “Aun en la vejez darán fruto” Entonces si las cosas son así ¿Cuál es el secreto para perseverar y renovar el hombre interior? Filipenses 2:12-13 nos ayuda a responder a esa pregunta: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para Su beneplácito” de este pasaje podemos resaltar por lo menos 4 hechos que debemos creer:

  1. Si eres un hijo de Dios, Él está obrando en ti. La morada de Dios en el creyente es una verdad fundamental del Nuevo Testamento, ejemplificada en las palabras de Jesús en Juan 14:23y en las de Pablo en Efesios 3:16-19. No solo mora en nosotros, sino que además está comprometido en una obra en nosotros: la obra de nuestra salvación plena.
  2. Dios no solo obra en nosotros, sino que lo hace continuamente, una mejor manera de traducir el término usado allí sería “perpetuamente” por el tiempo verbal que es usado, el tiempo del verbo obrar es el presente continuo, lo que significa que es algo que Dios está haciendo todo el tiempo sin detenerse. Él nunca cesa, ni de día ni de noche en la obra que realiza en cada uno de los que han sido llamados de tinieblas a Su luz admirable (Salmo 121:4). Esto implica que aún en nuestros noventas aun disfrutaremos de Su obrar en nosotros como si tuviésemos dieciocho.
  3. Dios obra hasta el final, algunas personas tienen grandes intenciones, mucha buena voluntad y buenos planes, aun así, consiguen muy poco. Pero a pesar de nuestra debilidad, Pablo está diciendo aquí: “Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer”. Eso significa que todos Sus propósitos se acaban cumpliendo y eso continúa hasta que seamos glorificados en el cielo.
  4. La obra de Dios en nosotros es “paraSubeneplácito, muchas veces los planes de Dios serán muy distintos a los nuestros. Incluso habrá ocasiones en las que, tal como lo experimentó Jesús, la manera de Dios implica dolor y pérdida a fin de cumplir Su voluntad. Pero el beneplácito de Dios siempre es perfecto, sin defectos e imposible de mejorar. Él es el que sabe y puede hacer muchísimo más de lo que podemos imaginar o pedir (Efesios 3:20).

Entonces nuestro desafío es “ocuparnos en nuestra salvación sin detenernos” eso no implica que lo hagamos a nuestro modo o que nuestra salvación dependa de nuestro esfuerzo. Esta salvación ya es nuestra. Dios la ha logrado y nos la ha dado. Pero tenemos que ocuparnos en lo que Dios ya ha hecho y por lo menos hay dos cosas implicadas aquí: la primera es mirar a Dios, y solo a Dios, para que la obra de nuestra salvación sea completadaEl que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses1:6). La segunda es, en todo momento, poner nuestro corazón en la perfecta voluntad de Dios, como hizo Jesús: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Ese es el deseo que debe mantener encendido y expectante a nuestro corazón por ver como Dios completará Su obra en nosotros.

Valoración: 5 estrellas
6 votos