
¿Será realmente adoración lo que hacemos como iglesia? ¿Hemos cambiado lo que la Biblia dice por nuestro propio concepto de adoración? estas son preguntas oportunas que merecen una respuesta precisa y bien fundamentada en la Biblia…. Vayamos allá
La centralidad de la verdadera adoración está en Dios, sin lugar a duda. Cuando algo o alguien ha tomado el lugar de Dios, Él no recibe la adoración que ofrecemos… esta realidad es el riesgo que enfrentamos al olvidar la centralidad de las Escrituras al momento de dirigir nuestra adoración a Dios. Por otro lado, cuando la Palabra de Dios ocupa un lugar prioritario en la adoración, la presencia del Espíritu Santo se manifestará indudablemente en la iglesia.
Un agravante en cuanto a la calidad de nuestra adoración está en cómo cada vez más subestimamos la gravedad del pecado. Quizás no sea algo intencional, pero al dejar de contemplar la santidad de Dios pronto nos olvidamos de que es por causa de nuestra maldad que Cristo se ofreció en la cruz, para pagar nuestra deuda de pecado y darnos libertad del yugo de la carne y de Satanás. Consideremos cuando Isaías se encuentra frente a Dios, él es abrumado por la voz de aquellos serafines diciendo: “Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos, llena está toda la tierra de Su gloria” posterior a esto Isaías se mira a sí mismo, mira su maldad y dice: “¡Ay de mí! Porque perdido estoy, pues soy hombre de labios inmundos... mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos” (Isaías 6:5). Cuando como Isaías comprendemos quién es Dios y vemos nuestra indignidad entendemos por qué Dios debe ser el centro de la adoración, y como es absolutamente necesario que nosotros nos rebajemos a lo sumo para que Él reciba la gloria y nosotros nos alejemos de la idolatría. A la luz de esto podemos decir que darle la centralidad al ser humano al igual que el pecado también nos aleja de la verdadera adoración, por tanto, no es correcto llamar adoración a aquellas canciones cuya melodía y letra buscan ensimismarnos en nosotros mismos y en nuestras vivencias.
Como cristianos a nivel individual y colectivo ser adoradores es fundamental porque Él nos ha redimido a fin de que podamos volver a adorarlo. La adoración es un llamado de cada día y no sólo un evento ocasional de días de culto congregacional, es por esto que en nuestras vidas no puede haber una separación entre lo espiritual y lo secular. Dividir la vida nos llevara a sacar a Dios de alguna parte de esta. En palabras de Cristo: “Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” (Juan 4:24) el ser humano quiere adorar a Dios, pero quiere adorarlo como se le antoja, pero Dios establece que debemos adorarle como Él lo dice en Su Palabra.
¿Quién es el Único Dios Verdadero y cómo nos debe asombrar?, la verdadera adoración implica deleitarnos en la persona de Dios, Él es el creador, soberano y eterno… pero más que nada: SANTO, SANTO, SANTO… comprender qué es la adoración debe llevarnos a analizar cómo estamos viviendo y a corregir todo proceder que no adora a Dios de manera adecuada, la verdadera adoración exige buscar la santidad. La verdadera adoración es un estilo de vida cotidiano y surge como respuesta a la santidad de Dios.