
“Por la noche durará el llanto, pero a la mañana vendrá la alegría” Salmo 30:5
¿Cómo se puede culpar a Pilato, Herodes, Judas y el pueblo judío por lo que Dios había predestinado que sucediera a Su Hijo? no podemos entender plenamente cómo pueden ser estas cosas. Sin lugar a dudas nadie sufre a manos de otro sin que Dios haya ordenado ese sufrimiento y cualquier cosa que Dios esté logrando al llevar adelante activamente todas las cosas, es justa y correcta, tal como lo dice la Escritura: Dios es en verdad la Roca sobre la cual podemos descansar, incluso en los momentos más malos de la vida, Aquel cuyas obras son perfectas y cuyos caminos son justos. Podemos estar seguros, como lo confirma la Escritura, de que Dios ha ordenado todo para Su propósito, incluso el accionar perverso de nuestro corazón… Dios ha ordenado soberanamente, desde antes de que el mundo comenzara, todo lo que sucede en nuestro mundo, pero de una manera que no violenta ni quita la libertad o la responsabilidad humana. Ahí está la explicación de porqué queriendo hacer el bien, terminamos haciendo el mal que aborrecemos (Romanos 7:19-25) Entonces, cuando pensemos en el sufrimiento humano y su relación con la voluntad de Dios y la nuestra, ¿qué debería estar fuera de toda duda?
Debe quedar fuera de toda duda que nadie sufre nada a manos de otro sin que Dios haya ordenado ese sufrimiento. Y podemos estar seguros por lo que Dios dice en Efesios 1:11, que Dios es la fuente de toda circunstancia, Él guía y gobierna todo según el designio de Su buena y siempre eficaz voluntad hasta lograr exactamente lo que Él quería que sucediera. También podemos estar seguros de que cuando nos lastimamos unos a otros, el Dios que nos ha hecho a Su imagen está observando y nos pedirá cuentas (Génesis 9:4-6). Aunque Él ordena todas nuestras decisiones pecaminosas, esas decisiones pecaminosas todavía “cuentan” y somos responsables de ellas. Por supuesto, esto no quiere decir que siempre sabremos lo que Dios está logrando a través de los males que sufrimos o hacemos. Pero podemos estar seguros, como lo confirma la Escritura, de que Dios ha hecho que los momentos más malos de nuestras vidas sean también los mejores… Sin embargo, el motivo por el que ha ordenado que determinadas personas hagan determinadas cosas malas puede ser tan confuso para nosotros como lo fueron los sufrimientos para Job.
Sin embargo, si somos cristianos, entonces podemos estar seguros, más allá de toda duda, de que Dios está haciendo que todas las cosas, incluido todo nuestro sufrimiento a manos de personas malvadas, colaboren para bien porque nos ha llamado según Su propósito (Romanos 8:28). Podemos estar seguros de que incluso lo peor de nuestro sufrimiento algún día se revelará como parte integral de “todo el bien que tenemos en Cristo” (Filemón 1:6). Porque Dios ha prometido esto y las promesas de Dios son como hechos ya realizados.
Así que, cuando las negras brumas del sufrimiento aparezcan en tu vida ten presente que “…a pesar de todas estas cosas, la victoria abrumadora es nuestra a través de Cristo” (Romanos 8:37 NTV) quien nos ha amado con un amor eterno y que, por lo tanto, nos será fiel para siempre (Jeremías 31:3)…. Sin embargo, a veces estas grandes exclamaciones no parecen ser ciertas. A veces parece que lo que nos está pasando a nosotros o a los cristianos a quienes amamos, es tan malo que parece imposible que Dios pueda estar ordenándolos para nuestro bien ¿Cómo puede ser esto cierto?
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