
Al venir al mundo en forma de hombre Cristo fue la manifestación más plena de la gloria de Dios y siempre lo será. La plenitud de esa manifestación alcanzó su clímax cuando contemplamos Su gloria llena de gracia y verdad en el momento en que dijo: “Consumado es”. En ese momento, Él se convirtió en el fin y la muestra más completa de por qué se creó el universo. Es decir, para este momento todo el universo existe ¿Cómo así? Es simple, esto fue planeado por Dios desde siempre, no es como que Cristo fue el remedio a una situación que se salió de las manos de Dios. Consideremos lo que dice 2 Timoteo 1:9 “Él nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no por nuestras obras, sino por el propósito suyo y por la gracia que nos dio en Cristo Jesús antes de los siglos”. Este plan de que Cristo sea magnificado como el misericordioso Ser en quien encontraríamos perdón, alivio y gracia expiatoria estaba presente en la mente del Único Dios Verdadero antes de que comenzaran los siglos…. Y este otro pasaje Apocalipsis 13:8 “adorarán a la bestia (esta es una imagen de los últimos días) todo aquel cuyo nombre no haya sido escrito antes de la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado”. Nosotros que somos creyentes, nuestros nombres fueron escritos allí antes de que existiera el mundo… Cristo, por tanto, es el centro del propósito de Dios porque Él es la manifestación más clara de la gloria de Su gracia… y el punto más álgido de esta manifestación fue aquel momento en que murió por aquellos cuyos nombres ya estaban escritos en el libro del cordero que fue inmolado. ¡Él es el fin!
Ahora, algo tenía que suceder para que yo, un pecador, pudiera participar en el disfrute de la gloriosa gracia de Dios en Cristo. Y lo que tenía que suceder era que mis pecados debían ser cubiertos, mi justicia tenía que ser proporcionada, mi culpa tenía que ser quitada, mi condena tenía que ser eliminada, tenía que escapar del infierno, me tenía que ser impartida una nueva naturaleza… Todo eso tenía que pasar. ¿Y adivina quién lo hizo? Cristo lo hizo, y de ese modo Él fue un medio para que yo pudiese ver y saborear lo que Él llegó a ser como fin de la existencia de todo lo creado. Ahora la pregunta es esta: si Él es magnificado por el hecho de que lo aprecio, lo atesoro y lo valoro por encima de todo -como dijo el apóstol Pablo: "Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia"- entonces algo tiene que pasarnos porque no somos así, nosotros por naturaleza aborrecemos a Dios, no lo valoramos por encima de todas las cosas. Por tanto, no vamos a magnificar así a Jesús si no hay un cambio profundo. No somos un pueblo que por naturaleza atesora a Cristo por encima de todas las cosas. Mi corrupción, mi caída, mi pecado tiene que ser arreglado y mi problema es que no puedo arreglarlo. La esencia de nuestra depravación es nuestra preferencia por la gloria de las cosas creadas sobre la gloria de Dios – Preferimos Sus regalos a Él, esa es la esencia de nuestra maldad. Pero Cristo en Su despliegue de la gloria de la gracia de Dios ha hecho posible, Él es el fin… pero Él también es el medio por el cual pecadores destituidos de la gloria de Dios pueden vivir vidas que no son desperdiciadas porque son consumidas en un propósito: magnificar al Único Dios Verdadero y hacerlo ver glorioso delante de los que ven nuestra conducta.
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