Culpables e inexcusables

Publicado el 15 de junio de 2024, 3:56

Somos culpables por no amar a Dios con todo el corazón y con todas nuestras fuerzas, y delante de Él somos responsables por tal maldad. Pero entonces ¿Cómo puede Dios culparme por no amarle si Él sabe que por naturaleza no puedo hacerlo? ¿No es acaso Dios injusto al pedirme hacer lo que no puedo y al mismo tiempo culparme por no hacerlo? De ninguna manera, porque nuestra incapacidad no es física sino moral ¿Cómo así? Digamos estás atado a una silla y alguien te dice: ¡Levántate! No eres responsable por no obedecer a esa orden porque físicamente es imposible que lo hagas, aún si te dicen “te voy a matar si no te levantas” la persona que te da tal orden sería injusta y tú no serías responsable por no obedecerla. Pero digamos que estás en la silla y no hay ningún tipo de impedimento para levantarte y recibes la misma orden ¡Levántate! Dentro de ti hay algo moral sucediendo, sopesas los motivos y si tu motivo de comodidad supera tu deseo de complacer a esta persona definitivamente te quedarás ahí. Por tanto, nuestra obediencia a Dios no está condicionada por nuestra capacidad motriz, sino más bien por nuestra capacidad moral… La raíz del problema está en nuestro corazón: perverso y engañoso.

A la luz de todo esto nuestra situación es crítica, estamos desahuciados. Quien no ha experimentado el milagro del nuevo nacimiento está en una condición desesperada por la gracia: está completamente inhabilitado moralmente porque su corrupción le tiene atado a un deseo natural por las tinieblas. No puedo preferir a Dios y al mismo tiempo preferir las tinieblas, porque ambos se excluyen mutuamente. O cambio tan milagrosamente que prefiero a Dios o sigo prefiriendo la oscuridad, lo que significa que sigo atado y eso me deja justamente camino al infierno. No sé si piensas mucho en tu destino eterno o en el destino eterno de quienes te rodean, es un pensamiento difícil pero que no debe ser eludido porque de cierto que seremos alcanzados tarde o temprano para recibir el justo pago por preferir las cisternas rotas y desechar la fuente de agua viva… nuestro pago será aquel lugar descrito por Cristo como: las tinieblas de a fuera, donde hay llanto y crujir de dientes, donde el fuego no se apaga y el gusano no muere, un lugar del que no se puede salir una vez nos hallemos allí (Lucas 16:19-31).

La sentencia a tormento eterno es el pago para todo aquel que dedicó su existencia terrenal a amar la creación en lugar del Creador, porque pisoteó la gloria de Dios y colocó el valor infinito de Su belleza bajo sus pies todos los días de su vida y nunca nació de nuevo… de esta maldad ciertamente somos culpables todos, todos los días aun habiendo nacido de nuevo ¿Alguna vez en tu vida has amado a Dios con todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente y todas tus fuerzas? Yo no lo he hecho. Lo que significa que todos los días, como cristiano, merezco el infierno… Entonces, ¿Si incluso después de haber nacido de nuevo no puedo amar a Dios con todo el corazón donde está la diferencia entre un incrédulo y un creyente? ¿cuál es la solución a mi terrible situación?

Valoración: 3.6666666666667 estrellas
6 votos

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios