
“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que Yo daré por la vida del mundo es Mi carne” Juan 6:51
Hay por lo menos tres cosas a cerca de Jesús que la multitud no pudo ver luego del milagro de la alimentación de los cinco mil. Primero, no pudieron ver que Jesús usaría Su poder no para triunfar sobre los romanos sino para triunfar sobre sus pecados. Segundo, no vieron que Él mismo era el alimento que ellos necesitaban. Era Cristo, y no Sus dones, lo que sus almas y nuestras almas necesitan. Y tercero, no vieron como estas dos verdades se conectan entre sí: la manera en que Cristo se convertiría en alimento para la satisfacción eterna de los pecadores fue entregando Su vida.
Pero qué con eso de que sea rey ¿No es acaso rey? Absolutamente si… de hecho momentos antes de Su crucifixión Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? (Juan 18:33) a lo que Cristo respondió: “Mi reino no es de este mundo. Si Mi reino fuera de este mundo, Mis siervos habrían peleado para que Yo no fuera entregado a los judíos. Pero Mi reino no es del mundo” (Juan 18:36) En otras palabras, sí, soy un Rey, pero no como crees que soy. Y con esto no quiere decir que este mundo no le pertenece, lo que quiere decir es: He venido al mundo por primera vez para gobernar la vida de los hombres, no siendo su comandante militar, sino siendo su pan. El propósito de Su primera venida no fue triunfar sometiendo ejércitos, sino satisfaciendo almas. Lo que el milagro de la multiplicación de los panes y los peces permite ver es que las multitudes no entendieron esto en absoluto. Para ellos tenerle como Rey era sinónimo de estómagos llenos, no habían sido cambiados. Y tristemente para ellos Jesús no vino al mundo para prestar Su poder a apetitos ya existentes. Ese es el error fundamental del evangelio de la prosperidad: un evangelio que deja a la gente sin transformar en lo que anhela, y simplemente añade a esos deseos el poder de Jesús como la manera de conseguir esos anhelos, ese no es el evangelio. Eso es sólo una especie de aclamación de la que Jesús se aleja porque la aborrece (Juan 6:15).
¿Cuál era entonces el propósito de este milagro, para que tomar cinco panes y unos pocos peces y alimentar a más de cinco mil personas? Él está manifestando Su gloria, gloria como del Único Hijo del Padre (Juan 1:14). Cristo hace un despliegue de Su gloria no para que nos entusiasmemos con lo útil que podría ser Él para conseguir lo que ya queríamos, sino para que podamos ver que Él mismo es mejor que todo lo que alguna vez quisimos. Él no vino a darnos pan, Él vino para ser el pan. Y puesto que todos somos pecadores y no merecemos este pan ¿Cómo nos lo dará? dice Cristo “El pan que Yo daré es Mi carne por la vida del mundo” (Juan 6:51) y cuando Jesús entrega Su carne en la cruz, se convierte en pan —pan que todo lo nutre y satisface— para los pecadores que creen en Él. Y la pregunta es: ¿Qué harás tú con todo esto que has aprendido acerca del pan del cielo? Responderás como Felipe ¿De dónde vamos a sacar pan para esta gente?” o como Nicodemo ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo y entrar en el vientre de su madre? o como la mujer junto al pozo ¿Cómo me darás agua viva si ni siquiera tienes como sacarla? o ¿verás la gloria del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad? ¿Veras a Jesús crucificado por los pecadores y resucitado de entre los muertos para convertirse no principalmente en un dador de dones, sino en un don, no principalmente en nuestro bienhechor sino en nuestro pan? Oh amada iglesia atrévete a gustar y ver que Él es mucho mejor que todo lo que alguna vez quisiste obtener de Él.
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Comentarios
Excelente que a hora podamos escucharlo en audio 🙏🙏🙏