
Al hablar del evangelio, debemos comenzar con la creación. Dios creó el mundo y todo lo que hay en él, y creó a las personas. Adán y Eva los primeros seres humanos decidieron pecar, y el resultado de ese pecado fue catastrófico: Nuestra comunión con Dios está rota por cuanto morimos espiritualmente, Dios dejó de ser nuestro deleite y ahora enfrentamos la ira justa de Dios, y no nos inmutamos por la ira de Dios.
Debido a que el amor de Dios por Su creación está dirigido por Su amor a Sí mismo, Sus bendiciones y castigos son consistentes con Su santidad. Dios NO tuvo que enviar a Jesús a la cruz, Dios eligió enviar a Su Hijo a la cruz. Dios no dejó las cosas así. En cambio, Dios redimiría Su creación del pecado y la maldición. ¿Cómo? mediante la preciosa sangre de Cristo, el siervo de Jehová (Isaías 53). Y todos aquellos que verdaderamente crean serán redimidos. Dios actúa para salvar un remanente, no lo hace por una obligación externa, sino según Su gran misericordia. 1 Pedro 1 dice que “nos hizo nacer de nuevo para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros…” (1 Pedro 1:3-4) ¿A quién ha salvado Dios de esta manera? A personas creadas a Su imagen (Génesis 1). Ser creados a la imagen de Dios significa que actuamos un poco como Él: debemos gobernar la creación, somos seres espirituales, experimentamos el amor, nos comunicamos y establecemos relaciones. Al igual que Dios, nuestras almas perdurarán por toda la eternidad. Sin embargo, nacimos caídos, nuestro problema no es la falta de cumplimiento de un propósito ¿cuántas veces tratamos de abordar el tema desde el punto de vista de la falta de propósito de las personas? Ciertamente que conozco a muchos no cristianos que se sienten bastante llenos de propósito y son felices con sus pecados. Entonces nuestro objetivo al evangelizar no es que los incrédulos sientan una sensación de necesidad. Estamos allí como heraldos para hablarles acerca de un Dios que los hizo y de un Dios a quien deben rendir cuentas. Han pecado contra el Único Dios verdadero, y porque Él es bueno debe castigarlos, por lo que necesitan un salvador.
Al evangelizar debe ser claro que nuestro problema es nuestro pecado, nuestro rechazo de Dios. Naturalmente nos alejamos de Dios y nos acercamos al pecado. No somos tan malos como podemos ser, pero todos somos pecadores. Estamos bajo condena justa sin excusa. Estamos bajo la maldición de Génesis 3:8-19. Este es el estado del que necesitamos salvarnos y para ello tenemos que tener conciencia de nuestro pecado. Tenemos que entender que nuestro problema no es el descontento con nosotros mismos, sino el descontento de Dios con nosotros. Esto es lo que al evangelizar debe quedar claro… pero la historia no se detiene ahí, cuando estábamos en ese estado desesperado, fue cuando Dios nos amó al enviar a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:10) Jesús vino a dar Su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45). Jesús no fue un sacrificio involuntario, Él eligió dar Su vida por nosotros.
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Comentarios
🙏🙏🙏🙏
Amén. Gloria a Dios.