¿Quién era Jesús?

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” Hebreos 4:15

Jesús fue verdaderamente hombre y plenamente Dios, durante todo el tiempo que estuvo en la Tierra demostró claramente Su deidad e hizo evidente Su humanidad. Marcos 1:2-3 describe a Juan el Bautista como aquel que prepara el camino del Señor, y ese Señor es Jesús. Considerando todo esto es bueno preguntarnos ¿Por qué se encarnó Jesús? Para salvar a los pecadores, Jesús hizo solamente lo que el Padre quiso. Por eso el escritor de la epístola a los Hebreos enseña que Jesús al ser verdaderamente hombre fue tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Jesús vivió la vida que Adán y Eva pudieron haber vivido y que nosotros deberíamos vivir. No había pecado en Él, pero Dios Padre lo envió especialmente para morir por nosotros. Vemos esto en Juan 3 y Marcos 10:45. La crucifixión de Jesucristo fue un acto de horrible violencia por parte de personas que lo rechazaron, lo torturaron, se burlaron y lo crucificaron. Y, al mismo tiempo, la mayor muestra del amor abnegado de Dios fue cuando Jesús como hombre y Dios llevó el castigo por nuestros pecados en aquella cruz. Él lo llevó todo, todo mi pecado, no en parte, sino todo y por ello fue clavado en la cruz ¿Cómo sabemos que es verdad? ¿cómo tener la certeza que a través de Su muerte mis pecados fueron perdonados? Dice la Escritura que al tercer día Jesús resucitó de entre los muertos y así demostró la aceptación de Dios de Su sacrificio… Él tenía poder para poner Su vida, pero también para volverla a tomar (Juan 10:17-18)

Antes de Cristo el evangelio fue predicado a través de tipos, sombras y las obras redentoras de Dios a través de la historia de Israel. Los sacrificios del Antiguo Testamento señalaban a Cristo, pero ellos por sí mismo no podían limpiar internamente al pueblo de Dios sin importar con cuanta sinceridad fuesen ofrecidos, simplemente aparte de Cristo no hay otro que pueda satisfacer nuestras necesidades y anhelos más grandes. Consideremos lo que David pidió en el Salmo 51:7 cuando dijo: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve” solo Cristo pudo hacerlo a través de Su sacrificio ¿Ha sido la sangre de Cristo aplicada a tu conciencia? O ¿Aún te apoyas en obras muertas para complacer a Dios? Cristo es el hombre que pudo hacer lo que Adán ni ningún otro hombre ha podido, Él desafió al mundo con Su vivir, un hombre que fue incapaz de comprometer Sus principios y que sostuvo en alto el estándar del Padre, a pesar de las presiones del mundo que le rodeó… ¡Jesús lo merece todo y Él es superior a todos! Esta verdad nos debe llevar a poner nuestra mirada en Él, sean cual sean nuestras circunstancias, reconociendo como una vez hizo el apóstol Pedro al decir: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). Jesús lo merece todo de nosotros, porque Él se entregó por completo para salvarnos de nuestros pecados. Separados de Él nada podemos hacer nada (Juan 15:5).