¿Cómo sucede el nuevo nacimiento?

Publicado el 14 de julio de 2024, 4:11

“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” 1 Juan 5:1

Este es probablemente el texto más claro del Nuevo Testamento sobre el orden causal del Espíritu Santo y mi vivificación como creyente (el nuevo nacimiento). Nosotros sabemos que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, de modo que cada detalle en ella debe ser tenido en cuenta porque no es casual o insignificante. Teniendo presente esto, consideremos los tiempos verbales en 1 Juan 5:1 “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” la combinación del tiempo presente (cree) y el tiempo perfecto (nacido) es importante… muestra claramente que creer es la consecuencia y no la causa del nuevo nacimiento. Así que la fe no es la causa del nuevo nacimiento, el Espíritu Santo es la causa del nuevo nacimiento. Nuestro obrar actual y continuo de creer es el resultado y, por tanto, la evidencia de nuestra experiencia pasada del nuevo nacimiento por la cual llegamos a ser y seguimos siendo hijos de Dios.

Ahora si esto es así, ¿cómo entendemos Gálatas 3:2? cuando nos dice “¿Recibieron el Espíritu Santo por las obras de la ley o por el oír con fe?” Y sabemos que la respuesta es por el oír con fe… pareciera que se está diciendo: “hicimos esto (oímos con fe) y luego vino el Espíritu Santo. Pero no, lo que sucede es que al momento de nacer de nuevo dos cosas suceden simultáneamente, el Espíritu Santo está llegando y yo estoy creyendo, una no precede a la otra. Juan ha dicho: “Todo aquel que cree es nacido de Dios”, ¿Cómo lo hizo? 1 Pedro 1:23, 25 nos da luz para entender aún más esto, se nos dice: “Ustedes han nacido de nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible —creo que eso es el Espíritu Santo— por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. Y luego el versículo 25 define eso, “Esta palabra es la buena noticia que se les ha predicado”. Así que aquí estoy: muerto en mis delitos y pecados. Soy ciego, soy duro, soy rebelde, soy indiferente a Dios y a Su amor... La cruz es una locura y una piedra de tropiezo para mí, no quiero tener nada que ver con ella. Y aquí viene la semilla, la semilla imperecedera: el Espíritu Santo viene y se introduce soberanamente en mi corazón y lo hace a través del evangelio (la buena noticia predicada). Entonces, cuando este evangelio, este evangelio empoderado por el Espíritu comienza a penetrarme, mi respuesta es la fe. Por lo tanto, estoy argumentando que la fe, el evangelio y el Espíritu Santo son simultáneos en el momento de la regeneración, no secuenciales. Tres eventos suceden simultáneamente: la palabra de Dios acerca de Su Hijo se escucha como verdadera y convincente, y al mismo tiempo el Espíritu viene con poder vivificante y por ello la fe se experimenta en nuestros corazones. Todos son eventos simultáneos, pero la obra del Espíritu es causalmente decisiva, es decir la obra del Espíritu Santo es la causa definitiva de lo demás.

¿Por qué es importante entenderlo de este modo? Porque definitivamente hemos nacido de nuevo no por algo que hayamos hecho, sino por el oír con fe. Pero esta fe no proviene de nosotros, sino que es provocada en nosotros por la acción del Espíritu Santo… pero muchos han entendido que primero sucede una cosa y después la otra, ahora si dices que hay un lapso de tiempo, una brecha entre la obra regeneradora soberana del Espíritu Santo señalada por el evangelio y mi respuesta a esta obra, es decir mi fe en ella, ¿qué está pasando en ese lapso de tiempo?

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Comentarios

Shirley García
hace 10 meses

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