De todo lo que hemos visto hasta ahora, resulta claro que el Espíritu Santo se vincula a la palabra del evangelio (la Biblia) que exalta a Cristo en Su obra salvadora y santificadora. El Espíritu Santo ha venido al mundo para glorificar al Hijo de Dios. El evangelio es la cumbre de la manifestación de la gloria de la gracia de Dios.
Volviendo a Gálatas 3 en el versículo 1 Pablo dice “¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” es como si estuviese diciendo: Yo expuse claramente el mensaje, puse ante ustedes toda la verdad del evangelio y cuando ustedes lo escucharon en ese mismo instante el Espíritu Santo vino sobre ustedes… a menos que hayan creído en vano (cosa que es imposible) por tanto, ustedes que recibieron vida espiritual por el oír con fe, y fueron sellados con el Espíritu Santo dejen de intentar vivir de otra manera.
El Espíritu Santo vino a los Gálatas y a nosotros juntamente con el evangelio, y cuando esto sucede Él inicia Su principal obra en nosotros: glorificar al Hijo y así es como somos transformados. Pero ¿cómo se siente esto en la práctica? ¿Cómo funciona? ¿Cómo es que Aquel que nos suministra el Espíritu y hace milagros entre nosotros, lo hace por el oír con fe? La respuesta: Él hace milagros entre nosotros por el oír con fe. Bien, terminarás de escuchar este mensaje en unos segundos más ¿Cómo harás de estás palabras una verdad para tu vida en la próxima hora? Esa es la pregunta. ¿Cómo es que el oír con fe transformará la manera como tratas a tu conyugue? ¿Cómo el oír con fe transformará tu manera de entretenerte? ¿Cómo lo harás? ¿Cómo haces todo esto por fe, de tal manera que sea evidente que es por el poder del Espíritu Santo?
El punto principal aquí es el siguiente: el énfasis de Pablo en Gálatas es que vivir por el poder del Espíritu Santo se logra de la misma manera que recibimos el Espíritu Santo en primer lugar, es decir, mediante el acto simultáneo de oír la Palabra de Dios, creer y recibir poder que viene del Espíritu Santo para actuar. Todo sucede a la vez, y nuestro trabajo es ver y creer las promesas de Dios dadas a través del evangelio en cada acto siguiente de nuestras vidas. ¿Cómo puedo vivir de tal modo que sea visible que lo que vivo en la carne lo vivo en la fe del Hijo de Dios el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí? Ese es nuestro trabajo y el Espíritu Santo cada día llega a nuestras vidas juntamente con la Palabra y Su poder para capacitarnos para hacerlo, esto no es algo que sólo suceda en el momento del nuevo nacimiento, esto es algo que continúa sucediendo. Por eso es que es imposible que mediante las obras podamos alcanzar la estatura de Cristo, no fue de ese modo que fuimos vivificados, recibimos vida por el oír con fe y es así como debemos seguir viviendo.
Nuestro acto de confiar en las promesas del evangelio y el acto del Espíritu de venir y darnos poder son actos simultáneos. Así que el evangelio se predica, o se lee en la Biblia, o se lee en un folleto, o se escucha en una transmisión por Internet o algo así, el evangelio llega a mí… lo escucho con fe y recibo poder para obedecerlo, ese acto simultáneo es el que hace posible que podamos vivir para la gloria de Dios.
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