
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” Romanos 8:26-27
En muchas de nuestras circunstancias nosotros no sabemos lo que Dios ha determinado que suceda. Pero sí por el oír con fe hemos nacido de nuevo un deseo estará en nosotros: “Queremos que Cristo sea magnificado en nuestros cuerpos, ya sea por vida o por muerte”, tal como dijo Pablo en Filipenses 1:20. A veces la vida se torna como una penumbra, difícilmente podemos asegurar que viene después, nosotros no sabemos, pero el Espíritu Santo sabe cuál es la mejor manera en que Cristo sea magnificado en nosotros en medio de nuestras circunstancias, y Él le pide al Padre que lo haga, porque para ello nos ha sido dado: para que el Hijo sea glorificado a través de nuestras vidas (Juan 16:14) ¿Por qué saber que el Espíritu Santo hará esto debería animarnos a nosotros en aquellos momentos de dolor en los que definitivamente no sabemos qué hacer o cómo orar?
En primer lugar, debería animarnos porque no se espera que nosotros conozcamos la voluntad de Dios en todos los aspectos. La voluntad de Dios revelada en la Biblia, podemos conocerla. Pero la voluntad secreta de Dios, su voluntad providencial o cualquier otro nombre que se le dé a esta obra soberana de Dios, no podemos conocerla, y este texto dice que está bien no saberlo. Está bien gemir en nuestra ignorancia. En segundo lugar, tengamos ánimo porque en nuestra perplejidad y en nuestros gemidos, no sólo estamos siendo observados, sino que estamos siendo comprendidos por el Espíritu Santo y Dios el Padre está escudriñando el corazón del Espíritu Santo y está encontrando que sus santos gemidos significan algo en la mente del Espíritu Santo. En tercer lugar, anímate porque la obra de Dios por ti no se limita a lo que puedes entender, más allá de lo que puedes entender y de lo que tu mente puede pensar, Él está trabajando por ti. Cuarto, anímate al pensar que, en nuestras debilidades, enfermedades, pérdidas, dificultades y peligros, el Espíritu de Dios está obrando por nosotros y no contra nosotros. Si Dios está por nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? (Romanos 8:31) Así que en todas nuestras adversidades el Espíritu Santo está ahí por nosotros, Él está orando por nosotros y no contra nosotros... Es bueno saber que cuando atravesamos por el valle de sombra de muerte Dios está ahí de nuestro lado. Y finalmente en quinto lugar, debería animarnos tener la certeza de que Dios Padre escucha la oración del Espíritu y Él siempre responderá a Su clamor. Dios no rechaza las oraciones de Dios.
Entonces la pregunta ¿Qué pide el Espíritu Santo por nosotros? La podemos responder diciendo que el Espíritu Santo ora al Padre para que el resultado de nuestra situación sin importar la circunstancia sea aquel que traiga mayor gloria a Cristo, aunque no sepamos cuál será. Es bueno que así sea, porque aquello que traiga mayor gloria a Cristo será lo que mayor bien nos haga a nosotros porque nos conformará más a la imagen de Cristo, al varón perfecto… a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13)
Añadir comentario
Comentarios
🙏🙏🙏🙏
Amén.