Los gemidos indecibles del Espíritu Santo

¿Cómo ora el Espíritu Santo por nosotros? ¿Cómo lo hace? Dice Romanos 8:26 “El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. El Espíritu Santo intercede con gemidos ¿Qué significa eso? La frase es “gemidos indecibles”. ¿A qué se refiere? ¿A Sus gemidos y no a los nuestros? ¿A los nuestros y no a los Suyos? ¿O a los Suyos y los nuestros? ¿Quién está gimiendo? Aquí dice que el Espíritu Santo intercede con gemidos, gemimos bajo el impulso y la dirección del Espíritu Santo, y bajo Su impulso y dirección, nuestro gemido tiene significado. Y Dios busca ese significado y lo conoce. Del gemido que está saliendo de nosotros sólo podemos comprender tal vez que quiero morir sin dolor y no sé cuál será el resultado, quiero vivir bien y no sé cuál será el resultado. Me gustaría estar bajo ese tratamiento médico y salir bien y no sé cuál será el resultado, o me gustaría lidiar bien con la muerte de mi hijo y no estoy seguro de cómo será eso, y llega un punto en que la incertidumbre es tan agobiante que todo lo que puedes hacer es gemir. Has perdido toda capacidad de poner en palabras cualquier anhelo específico, solo hay dolor y miedo en tu corazón.

Entonces lo que quiere decir cuando dice que el Espíritu Santo intercede con gemidos es que estamos gimiendo y el Espíritu Santo está impulsando ese gemido, Él está guiando ese gemido y le está dando significado a los oídos de Dios Padre. Ahora, ¿Por qué creo que es así? Bueno, el Espíritu Santo no tiene problemas de comunicación con el Padre. Por lo tanto, decir que Él está gimiendo porque no sabe qué decir, sería blasfemo, eso no tiene sentido ni argumento bíblico porque el Espíritu Santo es omnisciente. Él lo sabe todo, nunca acontecería que Él necesite gemir al Padre porque experimenta ignorancia o incertidumbre. Pablo también dice en Romanos 8:27 “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu” El Padre escudriña nuestros corazones y lo hace porque somos nosotros los que estamos gimiendo. Él se mueve en nuestros corazones y los escudriña porque es allí donde está ocurriendo el gemido, ese gemido que el Espíritu está impulsando y guiando con un significado específico y claro para ser entendido por el Padre. Mis gemidos, mis gemidos sin palabras, frustrados, causados ​​por la pérdida, causados ​​por el dolor, son del Espíritu Santo… Él lo está haciendo. El hecho de que las circunstancias me agobian y desconozco lo porvenir nubla mi capacidad de pedir con palabras ¿Cómo pedir como conviene en momentos así?  Él, que si conoce que resultado glorificaría más a Cristo provoca desde lo profundo de mi alma ese gemido ante el Padre.  Los gemidos aquí son despertados y dirigidos por el Espíritu Santo en nuestros corazones de modo que son nuestros gemidos y Sus gemidos: los suyos en el sentido de que Él los despierta y los guía y los nuestros en el sentido de que somos nosotros los experimentamos.

Creo que del mismo modo como clamamos reconociendo la paternidad de Dios luego del Nuevo Nacimiento (Romanos 8:15-16) y la Palabra nos dice que ese testimonio que es articulado por nuestros labios es producido por el Espíritu Santo, de ese mismo modo es como gemimos. El Espíritu Santo está moviéndose en nosotros… Estamos considerando con impotencia nuestro propio sufrimiento sin importar que lo provoque, y el Espíritu Santo nos ama y se mueve y despierta este gemido, un gemido que podría traducirse como: “Padre, no sé, pero sólo quiero que mi vida cuente para ti. No quiero desperdiciarla. Quiero que seas honrado”. Y el Espíritu Santo que si lo sabe intercede por nosotros con gemidos indecibles. Y esos gemidos, aunque inentendibles para nosotros, son totalmente entendibles para el Padre. Finalmente, el Padre que escudriña nuestros corazones, discierne el significado de lo que el Espíritu Santo está pidiendo para nosotros y responde a Su oración, porque el Espíritu pide conforme a Su voluntad… esa voluntad que nosotros sabemos que es: buena, agradable y perfecta porque obedece a pensamientos y caminos que son más altos que los nuestros.