Nuestro Padre en el cielo

Publicado el 26 de julio de 2024, 4:19

Padre nuestro que estás en los cielos” Mateo 6:9

Dos cosas se dicen de Dios en esta corta expresión. Primero, Dios es un padre para nosotros. Segundo, Él está infinitamente por encima de nosotros y, sobre todo lo creado. Su paternidad corresponde a Su disposición para satisfacer nuestras necesidades terrenales. Su celestialidad corresponde a Su derecho supremo a recibir adoración, lealtad y obediencia. Por ejemplo, en Mateo 6:32, Jesús nos dice que no nos preocupemos por la comida, la bebida y la ropa porque “nuestro Padre celestial sabe que tenemos necesidad de todas estas cosas”. En otras palabras, Jesús quiere que experimentemos la paternidad de Dios como una expresión de su disposición a satisfacer nuestras necesidades más básicas… Considera también Mateo 5:34, ahí Jesús dice: “No jures… por el cielo, porque es el trono de Dios”. En otras palabras, cuando pienses en el cielo, piensa en el trono de Dios, Su majestad real, Su poder y Su autoridad.

Así que cuando Jesús nos dice en Mateo 6:9 que oremos: “Padre nuestro que estás en los cielos”, nos está diciendo que el Dios que escucha nuestras oraciones es majestuoso y misericordioso. Él es excelso y habita en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados (Isaías 57:15). Él es un rey y es un padre. Él es santo y se humilla. Él está muy por encima de nosotros y está listo para venir a nosotros. Él tiene planes para toda la tierra y para el universo, y quiere que nos interesemos por estos grandes planes y oremos a Él por ellos; y tiene planes para tu vida personal en el nivel más práctico y quiere que ores por eso también. Por tanto: debería ser el deseo de nuestro corazón el ser usados por Dios para santificar Su nombre, para que venga Su reino y se haga Su voluntad. Considerando entonces este propósito pidamos provisión: dame el pan de cada día; pidamos esperanza: perdona mis deudas y pidamos santidad: líbrame del mal para no pecar contra ti.

Parece que los grandes designios de Dios tienen que ver, en primer lugar y principalmente, con Dios: con que Su nombre sea santificado, que Su voluntad se haga, que Su reino venga. Y el resto de la oración tiene que ver con cómo puedo ser apto para servir a esos grandes designios. Mi pan, mi perdón, mi liberación —mi provisión, mi esperanza, mi santidad— tienen como propósito ser parte de los grandes propósitos de Dios: glorificar Su nombre, exaltar Su gobierno y completar Su voluntad. Cuando pedimos “santificado sea Tu nombre” esta no es una más de las tres peticiones… cuando nuestro corazón gime pidiendo que esto sea cumplido, en realidad está respondiendo del modo que Dios espera que se responda a la persona que Él es, estás deseando: santificar, reverenciar, honrar, estimar, admirar, valorar y atesorar el Nombre de Dios por sobre todas las cosas. Ninguna de las otras cinco peticiones clama por una respuesta humana específica del corazón y si unimos este hecho con el hecho de que esta petición es la primera, podemos concluir entonces que esta petición es el punto principal de la oración y todas las demás están destinadas a servir a esta.

En otras palabras, la estructura del Padre Nuestro no es simplemente que las tres últimas peticiones sirvan a las tres primeras, sino que las cinco últimas peticiones sirvan a la primera petición: que Su Nombre sea santificado. Entonces el propósito del universo es santificar el nombre de Dios: Su reino viene para eso, Su voluntad se hace para eso, los seres humanos tienen una vida sustentada por el pan para eso, los pecados nos son perdonados para eso y finalmente somos librados de la tentación para eso.

 

Oh Señor, concédeme que, en todas mis debilidades y limitaciones, pueda permanecer cerca del único y más grandioso propósito de mi vida: tu magnificencia. Amén

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Comentarios

Yesse
hace 9 meses

Debemos solo confiar en los grandes y misericordiosos planes de el Gran Rey.
Las cosas de este mundo perecen, y aunque necesarias, hay una mayor ganancia. El es esa piedra preciosa, ese tesoro escondido.
Debemos confiar y esperar en el como aquel bebé que necesita de sus padres.
¡Bendiciones!

Shirley García
hace 9 meses

🙏🙏🙏🙏