Un legado de oración

Publicado el 29 de julio de 2024, 4:05

Martín Lutero es famoso por su vida de oración. Pasaba casi dos horas al día a solas con Dios. Una vez le dijo a su mano derecha: “Felipe, tengo tanto que hacer mañana que necesito pasar una hora extra en oración”. ¿Y qué haces tú? ¿Qué hago yo? Cuando tenemos mucho que hacer, si hay algo a lo cual dedicar menos tiempo decidimos que sea a la oración. Y la razón por la que lo hacemos es porque a menudo pensamos en la oración como un apéndice de nuestro trabajo (algo que puede amputarse sin que traiga complicaciones), en lugar de considerarla la base de nuestro trabajo. A veces, Dios no lo quiera, pero a veces, como dijo Roland Hogben, “con demasiada frecuencia consideramos la oración como una interrupción de nuestra ambición personal”.

Lutero dijo que la oración era un trabajo duro, el más difícil de todos, él dijo: “La oración es una actividad difícil, mucho más difícil que predicar la palabra o cumplir con otros deberes oficiales en la iglesia. Y tal vez por eso es tan poco frecuente” Lutero tenía razón. Hay muchas cosas que hacen la guerra contra la oración personal privada. Nuestros enemigos (la carne, el diablo, el mundo), si bien no son capaces de disuadirnos de orar, trabajan para desanimarnos, distraernos y perturbarnos mientras oramos. Y nuestro desánimo, surge de nuestra incredulidad y de nuestra comprensión oscurecida de quién es Dios realmente, y nuestra distracción surge de nuestro corazón frío y de nuestra imaginación errante, y la perturbación surge de todas las presiones externas del tiempo, el ruido, el ajetreo y las personas que nos rodean y de nuestra negativa a estar a solas con Dios.

Bueno, Lutero es legendario, pero la mayoría de la gente no sabe que Calvino también pasaba horas en oración todos los días, en medio de toda su actividad. Él escribió en su comentario: “Es bueno tener ciertas horas señaladas para la oración, no porque estemos atados a ellas, sino para evitar que alguna vez nos descuidemos de la oración” Bueno, no les estoy pidiendo que intenten pasar horas en oración. Creo que fracasarán y quizás yo también. El objetivo no es necesariamente orar durante largos períodos de tiempo, sino orar con más calidad. Y a medida que oremos con más calidad, sin duda la cantidad aumentará a medida que saboreemos la dulzura de estar en la presencia de Dios, una experiencia de la que Thomas Brooks dijo: “Él viene a besarme cuando estoy orando en privado”. Necesitamos más calidad, hermanos. Necesitamos esforzarnos por crecer en la oración.

Ni que decir de John Knox un hombre de oración y profundas convicciones, que gimiendo en oración clamaba a Dios por su nación diciendo “Dame Escocia o me muero”. Los puritanos eran iguales. La esposa de Joseph Alleine escribió sobre él después de su muerte: “Se levantaba siempre a las cuatro de la mañana los días de reposo, o incluso antes, y a menudo se avergonzaba si oía a los zapateros o a los herreros en sus oficios antes de que él estuviera en sus deberes con Dios, diciendo: «¡Cómo me avergüenza este ruido! ¿No merece mi amo más que el de ellos?». Estamos rodeados hermanos, estamos rodeados por una nube de testigos, hombres y mujeres fieles a lo largo de los siglos, cuyas oraciones reprenden nuestra falta de oración

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Comentarios

Shirley García
hace 9 meses

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