
Las palabras de Jesús: “Si salvas tu vida, la perderás; pero si pierdes tu vida por causa de mí y del evangelio, la hallarás” (Marcos 8:35) tienen un significado que aplica a la iglesia universal, a las denominaciones, a las congregaciones locales y a cada individuo. Sabemos, por la autoridad de Cristo, que la iglesia universal perdurará: “Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Dios siempre hará que Su verdadero pueblo en todo el mundo esté dispuesto a entregar su vida por la misión del evangelio. Sin embargo, no hay garantía bíblica de que una denominación específica, una iglesia local o una persona individual perduren hasta el fin. La historia muestra que muchas denominaciones han surgido y desaparecido, así como iglesias locales. Muchos individuos, como la semilla sembrada entre espinos, han profesado fe en Cristo, pero han sido “ahogados por los afanes, las riquezas y los placeres de la vida” (Lucas 8:14). Por lo tanto, el futuro de la denominación a la que perteneces, de la iglesia local donde congregas, tu futuro y el mío dependen de una sola cosa: de si estamos dispuestos a perder nuestras vidas por Cristo y por el Evangelio.
1 Pedro 3:13-16 dice: “¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra conducta en Cristo” ¿Qué significa estar listos para defender nuestra esperanza? ¿En qué consiste esta preparación? ¿Cómo debemos capacitarnos y permanecer listos? Al cuestionarme sobre estas inquietudes, recordé un pasaje en el que Jesús habla acerca de la preparación para dar testimonio. En la última semana de Su vida, Jesús advirtió a Sus discípulos en Lucas 21:12 que los incrédulos los perseguirían, los arrestarían y los llevarían ante reyes y gobernadores. Luego les dice: “Esto será el tiempo para que deis testimonio. Por tanto, no os preocupéis de antemano de cómo vais a defender vuestro caso, porque yo os daré palabras y sabiduría que ninguno de vuestros adversarios podrá resistir ni contradecir” (Lucas 21:14). Entonces hay una forma incorrecta de prepararse para defender nuestra esperanza y por ello debemos ser cuidadosos para no hacer lo que Jesús advirtió que no hiciéramos.
Pedro dice: “Estén siempre preparados para defender su esperanza”. Jesús, por otro lado, dice: “No preparen de antemano cómo defender vuestra esperanza.” Esto hace que la pregunta se vuelva aún más crucial: ¿Cómo, entonces, debemos prepararnos y permanecer listos para defender nuestra esperanza? Hay una conexión muy estrecha entre santificar a Cristo en nuestros corazones y estar siempre preparados para defender nuestra esperanza. Pero, ¿qué significa santificar a Cristo? Por el contexto, podemos inferir que es lo opuesto a temer a los hombres. Sin embargo, ¿cómo no temer cuando el camino de la rectitud parece llevar solo a la oscuridad? La respuesta es: santifica al Señor Jesucristo en tu corazón, y tu miedo será reemplazado por esperanza. ¿Cómo puedes estar siempre listo para defender tu esperanza? santifica al Señor Jesucristo en tu corazón, y siempre tendrás una razón para explicar por qué, a pesar de las circunstancias, tienes esperanza.
Oración: Señor Tú Palabra dice que aquellos que hacen el bien no tienen nada que temer porque Tú estás de su lado. Oh Señor que tener esta certeza en mi corazón me dé la templanza para estimar a Cristo en mi corazón como lo que Él es el Señor de señores, que ninguna circunstancia amedrante mi corazón antes por el contrario que cada una de ellas sean una oportunidad al servicio del propósito de mi vida: dar razón por medio de mi vivir de la esperanza que me sustenta. Te alabo mi Señor porque por causa de tu obra ya no soy como los que no tienen esperanza. Amén
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Amén 🙏🙏🙏
¿Como santificó a Jesús en mi corazón?