No temiendo lo que otros temen

Publicado el 29 de octubre de 2024, 4:45

No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a Él santificad; sea Él vuestro temor, y Él sea vuestro miedo” Isaías 8:12-13

Entonces, ¿qué es este "santificar al Señor en nuestros corazones" por qué tiene el poder de convertir el temor en esperanza y de darnos siempre una razón para nuestra esperanza que podemos dar a quienes nos la pidan? Lo que nos ayuda a responder a esta pregunta de una manera más fiel al texto es notar que en 1 Pedro 3:14-15, Pedro está haciendo una adaptación de lo dicho en Isaías 8:12-13. Esta palabra de Dios en el Antiguo Testamento nos da mucha ayuda para saber qué significa reverenciar a Dios el Señor (Cristo) en nuestros corazones. Dios le advierte a Isaías sobre cómo debería sentirse respecto a los incrédulos y con respecto al Señor Dios. Iniciando en el versículo 11, Isaías dice: “Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: No llames conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temas lo que ellos temen, ni tengas miedo. A Jehová de los ejércitos, a Él santificad; sea Él tu temor, y Él sea tu miedo". Pedro toma esta palabra de Dios dirigida a Isaías y la aplica a los cristianos de su época y a nosotros en relación con nuestros adversarios. “No tengan miedo de lo que ellos temen, sino teman al Señor”. Si podemos averiguar qué quiso decir Isaías con santificar al Señor, podremos entender también que quiso decir Pedro.

Isaías deja claro que la manera de santificar a Dios es temerle a Él en lugar de temer lo que los incrédulos temen. Pero ¿significa esto que debemos estar siempre dominados por el sentimiento de temor cuando Dios es nuestro Señor? Si es así eso parece ser una invitación a la miseria, pero no es así porque la siguiente frase promete que para aquellos que le temen, Dios se convertirá en un santuario, es decir un lugar donde puedes estar seguro, a salvo y en paz. Al principio parece incoherente, pero no es tan incoherente como parece, si entendemos que no es una invitación a vivir atemorizados sino más bien, a tener presente que es más temible desagradar a Dios que desagradar a los hombres. Dios quiere que Isaías y nosotros contemplemos que la perspectiva de ofender a Dios es algo mucho más terrible de sufrir que la perspectiva de ser perseguido por desagradar a los hombres… Así es como Dios quiere ser reverenciado en nuestros corazones, el grado de reverencia a Dios es directamente proporcional a nuestro deseo de no desagradarle.

¿Y qué era aquello en particular que hubiera desagradado a Dios? El versículo 12 dice: “No temáis lo que ellos temen, ni os dejéis atemorizar”. Dios se hubiera sentido desagradado con Isaías si éste hubiera temido lo mismo que los incrédulos, es decir, las amenazas de los hombres. ¿Por qué? ¿Por qué Dios estaría tan disgustado y ofendido si Isaías temía a los hombres? Dios ha hecho muchas promesas a Su pueblo que deberían haber quitado de ellos el temor y haberlos llenado de confianza y esperanza; y, por lo tanto, si Isaías temía al hombre, eso evidenciaría que no confiaba en las promesas de Dios. Así que lo que vemos del contexto del Antiguo Testamento en la enseñanza de Pedro en 1 Pedro 3:14-15 es que reverenciar al Señor (Cristo) en nuestros corazones es, en primer lugar, creer que desagradar a Cristo es más temible que las amenazas de los hombres. Pero, más específicamente, dado que lo que más le desagrada a Dios es la incredulidad, reverenciarlo significa fijar nuestra mente en Sus promesas y confiar en ellas con todo nuestro corazón. Dios ha dado promesas para todos Sus mandamientos y todas las circunstancias que pudiesen desprenderse de ellos… Para ser un pueblo que tiene una esperanza inquebrantable y que puede dar en todo momento una razón de su esperanza es necesario que fijemos nuestra mente en Sus promesas de cuidar de nosotros y confiemos en Él con todo nuestro corazón.

Oración: Oh misericordioso Dios ¿cuál es la razón por la que aún a pesar de mi incredulidad me das la oportunidad de levantar una vez más mi voz hacia ti para suplicar tu misericordia cuando yo lo único que he hecho es vivir como los que no tienen esperanza, temiendo lo que los incrédulos temen, buscando lo que los incrédulos buscan, viviendo y decidiendo como lo hacen los que no tienen esperanza? Oh Señor soy la persona más digna de conmiseración: ¡Miserable de mí ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?! Ten misericordia Oh Señor y compunge con arrepentimiento verdadero nuestras almas, no permitas que haya paz o descanso hasta que decidamos creer a tus promesas y obedecer a tus mandamientos. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 6 meses

Amén 🙏🙏🙏