Espera en Dios y vive con esperanza

Publicado el 31 de octubre de 2024, 5:52

Más también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” 1 Pedro 3:14-15

Es evidente que la razón por la que no somos más libres al testificar a nuestros familiares y vecinos acerca de la realidad de nuestra esperanza en Cristo es que no nos sentimos suficientemente esperanzados. Si nuestros corazones no están llenos de esperanza por causa de las promesas de Cristo, entonces cuando llegue la ocasión de defender nuestra fe: sentiremos que es un deber defender la doctrina en lugar de disfrutar la oportunidad de explicar por qué tenemos tanta esperanza. Testificar será una carga pesada siempre que el cristianismo para nosotros se reduzca simplemente a aceptar ciertas doctrinas como verdaderas y cumplir con una lista de reglas. Muchas personas en la iglesia tan sólo han heredado tradiciones de la vida eclesial, la moralidad y piedad externas, pero la experiencia de una esperanza gozosa en las promesas de Cristo es ajena a su experiencia. Este tipo de creyente pueden defender una doctrina, pero no pueden sostener la esperanza que llevan dentro, porque en realidad ninguna esperanza rebosa en sus corazones.

Esto significa que, tal como lo indica el texto, la clave para para prepararnos para defender nuestra esperanza, es simplemente, tener esperanza. Esto simplifica todo, ya que no se trata de anticipar las respuestas a las preguntas de los demás, sino de resolver las inquietudes de nuestro propio corazón. Debemos encontrar por nosotros mismos en las Escrituras razones suficientes para superar nuestro temor a los hombres y poseer una esperanza viva. Si nuestra esperanza no surge de lo que Cristo hizo y dijo, entonces sería una farsa tratar de influir a otros para que tengan confianza en Él. Pero si buscamos las promesas de Cristo y reflexionamos en Su carácter y obra para disipar nuestros temores y avivar nuestra esperanza, entonces ese acto de reverenciar a Cristo por nosotros mismos será la mejor preparación para compartir nuestra esperanza con los demás.

Así, entonces nuestra principal actividad al prepararnos para testificar debe ser mantener nuestros corazones alegres en Dios. Cada mañana debemos acudir a la Palabra, no para acumular ansiosamente argumentos que respondan cada posible objeción, eso es lo que Jesús cuestionó cuando dijo en Lucas 21:14-15 “Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan Lo que si debemos hacer es ir a la Palabra porque estamos desesperadamente necesitados, ya que nuestra propia esperanza flaquea. Tenemos temores que necesitan ser vencidos por las promesas de Dios. Tenemos dudas que requieren respondidas. La batalla de la fe se libra de rodillas con la espada del Espíritu, la Palabra de Dios. Y cuando salgamos de ese encuentro con Dios con una esperanza renovada y viva en Sus promesas, estaremos listos para defender nuestra esperanza. Porque Dios solo nos llama a decirles a otros las razones que en este mismo día nos están haciendo tener esperanza en Cristo.

Oración:  la esperanza viva que nos compraste oh Señor es nuestra seguridad y garantía en cada dificultad. Tu Palabra la describe como un ancla que ha sido probada a través de tu entrada en el lugar santísimo, donde pagaste nuestra deuda por el pecado. Oh Señor concédenos confiar no por causa de circunstancias favorables sino confiados en lo que Tú has dicho y hecho, y que al caminar en esta esperanza ella moldee nuestras reacciones ante la adversidad y nos constituya en ejemplos vivos de Tú gracia. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 6 meses

Amén 🙏🙏🙏

Yesse
hace 6 meses

Amén