Con la mira en el futuro que Él ha preparado

Para concluir nuestra disertación acerca de la mansedumbre, debemos referirnos a la razón por la que los mansos son bienaventurados: ellos recibirán la tierra por heredad, entonces ser manso es un bien supremo que implica fijar la vista en algo que es absolutamente seguro porque quien lo ha prometido no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse (Números 23:19) tener la certeza de una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible es lo que hace que un manso este satisfecho en el presente y agradecido con lo que Dios le ha dado ha desplazado de su vida la falta de contentamiento y la ingratitud, reemplazándola por una ininterrumpida gratitud a Dios por lo presente y temporal y por lo futuro y eterno. Sin importar lo que viva un manso disfruta de lo que Dios soberanamente provee y ordena para su vida, sabe estar contento cualquiera que sea su situación, tiene gozo que sobrepasa todo entendimiento y que no cesa. No vive para quejarse de sus dificultades, enfermedades o adversidades, sino que vive para darle la gloria a Dios. Esto no es algo que este reservado sólo para algunos pocos, si tú eres un cristiano que ha entendido la gracia de Dios puedes ser una persona satisfecha y agradecida por los favores inmerecidos que Dios te ha concedido, por Sus bondades y muchas misericordias porque sin importar que te falte en esta vida un manso tiene la mirada puesta en el futuro que Dios ha preparado y no en sus circunstancias temporales.

Cuando el Señor venga los mansos recibirán la plenitud de su herencia tal como Dios lo ha prometido. El que es manso está dispuesto a sufrir penalidades como soldado de Cristo, está decidido a no enredarse en los negocios de la vida para poder agradar a Aquel que le tomó por soldado (2 Timoteo 2:4) ¿Qué hacemos entonces, si aún no vemos esta característica en nuestras vidas, si todavía peleamos por defendernos e imponernos, si aún preferimos quedar bien con todos y no mostrar desacuerdo por nuestras convicciones bíblicas? Contempla al Señor, medita en Su Palabra y humíllate en Su presencia, avergoncémonos de nuestro pecado e imploremos Su gracia, mi hermano si algo por lo cual rogar con determinación es por la obra del Espíritu Santo en nuestra vida, por Su llenura de tal manera que sea evidente que realmente somos hijos de Dios, que sea visible en nosotros el fruto de Su presencia en nuestras vidas, que sea visible que hemos aprendido de Cristo que es manso y humilde de corazón. Es imposible que sin el Espíritu Santo puedas conseguir alguna de estas bienaventuranzas, y en consecuencia nunca tendrás una herencia eterna, aunque en esta vida poseas abundantes bienes materiales. Es preferible no tener nada material en esta vida, pero ser dueños de la paz que sin Cristo nadie puede tener. Oh Iglesia si vas a atesorar algo, atesora aquello que pueda darte consuelo no solo en esta vida sino incluso después de la muerte: atesora a Cristo.

Oración: Oh Señor humilla nuestras vidas, concédenos las lágrimas que necesitamos para limpiar nuestros ojos y que podamos ver que no hay nada que posea y pueda atesorar que pueda reemplazar a Cristo, perdóname Señor por adorar aquello que no eres tú, perdóname por servirme más a mí mismo y a mis deseos de lo que he estado dispuesto a servirte a ti… Oh Señor ten misericordia y rescátanos de la destrucción hacia la que avanzamos por amar más al mundo y sus deseos. Amén