La ley y yo

Publicado el 6 de diciembre de 2024, 4:39

No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” Mateo 5:17-18

Cristo vino a cumplir todo lo que de Él había sido anunciado por medio de la ley y los profetas. Desde Su nacimiento hasta cada uno de Sus sufrimientos, la representación que la ley ceremonial a través de los sacrificios de paz y las ofrendas por el pecado anunciaban Su obra expiatoria sustitutiva. Los detalles más insignificantes y pequeños pero que llenaban de sentido a Su obra… Él vino a cumplirlo todo. Cristo fue fiel a todos los mandamientos, por ello pudo confrontar a Sus acusadores preguntándoles “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?” (Juan 8:46) Él era el único que podía tomar nuestro lugar como hombre sin pecado para sufrir en Sí mismo la ira del Único Dios Verdadero.

Aquella ley ceremonial que fue tomada en poco por aquellos que se anunciaban a sí mismos como el pueblo de Dios, al punto de que Dios dijera a través de Isaías: ¿Para qué me sirve, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos” su iniquidad era tan grande que merecía ser castigada como la iniquidad de Sodoma y Gomorra. Sin embargo, a pesar de su repulsivo pecado, ellos iban al templo y ofrecían todos los sacrificios apropiados como si todo estuviera bien entre ellos y Dios. Ellos estaban satisfechos con ellos mismos, pero para Dios la religión de ellos no era más que idolatría. Trágicamente, esto es muy común también en nuestros días. Las congregaciones están llenas de personas que solo tienen apariencia de piedad, personas que se han hecho un dios a su imagen y engañadas creen que sus vidas complacen al Único Dios Verdadero, pero ¿Cómo pueden agradar ellos a Aquel cuya gloria no buscan? Dios no está pidiéndonos sacrificios, Dios está pidiendo que nuestras vidas estén rendidas a buscar Su gloria en todo lo que hagamos y vivamos… cualquier otra cosa distinta a esto es idolatría. Cristo fue y es el cumplimiento de la ley, Él es nuestra paz, Él abolió en Su carne las enemistades (Efesios 2:14-15) todo lo que fue anunciado Cristo lo cumplió para poder otorgarnos la gracia de acercarnos a Dios y ser salvos (Hebreos 10:19-22).

Entonces, si Cristo vino a cumplir y no a abolir la ley o los profetas, ¿qué relación tenemos nosotros con la ley? Nosotros estamos llamados a dar honor a la ley de Dios. Pero ¿Cuántos pueden decir que han permanecido en la ley de Dios tal como Dios pide? TODOS, absolutamente TODOS hemos incumplido y por ello TODOS estamos bajo maldición “Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10) pero la buena noticia es que “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)” (Gálatas 3:13) Él sufrió en Su carne ira sin misericordia para que nosotros hoy gocemos de la misericordia sin ira, Iglesia la paga del pecado es muerte pero ya no tenemos que pagar con nuestra muerte porque Cristo pagó con Su vida en nuestro lugar… Él llevó esa maldición en la cruz, el sufrió en Su cuerpo la sentencia de muerte que había sobre nosotros para que tengamos vida y vida en abundancia (Juan 10:10b) Por el gran amor con que nos amó ya no dependemos del cumplimiento de la ley para ser salvos porque Cristo ya cumplió a cabalidad la ley y ha hecho perfectos para siempre a todos los que han creído en Su Evangelio.

Oración: Misericordioso Dios que puedo decir sino sólo gracias, no existen razones para explicar todo lo que has hecho para favorecer mi vida. Aviva mi corazón Oh Dios, llena y controla totalmente mi vida Espíritu Santo, quita el conformismo y la mediocridad con la que te sirvo de tal manera que cada día haya más deseo y disposición por entregarme a vivir y andar en aquellas buenas obras que Tú preparaste de antemano para que Tus Hijos anduviesen en ellas, Oh Señor no me permitas ser indiferente a cualquier falta de fervor en mi vida, no me permitas olvidar lo que Tú has hecho para redimirme… pero sobretodo dame un corazón que sabe responder con gratitud y generosidad la obra de amor que Tú has hecho para librar mi alma de destrucción eterna. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 5 meses

Amén 🙏🙏🙏