Antes que sea demasiado tarde

Publicado el 15 de diciembre de 2024, 3:55

“Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante” Mateo 5:25-26

En tanto que nuestras almas están unidas a nuestros cuerpos estamos en el camino, en este peregrinaje que se llama vida y que cuando menos pensemos acabará. No sabemos ni el día ni la hora, pero ciertamente nos encontraremos con Dios por ello es necesario que permanezcamos en Cristo, que permanezcamos en Sus obras para que cuando estemos delante de Él tengamos confianza y no nos alejemos de Él avergonzados (1 Juan 2:28) en tanto que este encuentro acontece vivamos conforme a Sus mandamientos resistamos por el poder del Espíritu Santo a nuestros deseos engañosos, mortifiquemos el pecado en nosotros. No alberguemos en nuestro corazón nada que ofenda la santidad de nuestro Dios o que manifieste odio, resentimiento o desprecio contra nuestro prójimo. Incurrir en ello nos arriesga a que nuestros corazones sean endurecidos tanto como para no reconocer la gracia de Dios y como dijo Cristo en el pasaje con el que iniciamos terminemos siendo objeto del castigo eterno. Si realmente somos de Cristo es necesario que atendamos hoy a Su llamado, si en verdad hemos sido salvos es nuestra responsabilidad desechar toda actitud, pensamiento o sentimiento que dañe a otros. Pero ¿cómo podemos hacer esto?

Dice el Señor “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”, (Isaías 1:18). Oh amado hermano si quisieres y oyereis hoy puede ser el día en que seas perdonado y limpiado de toda maldad (1 Juan 1:9) cumplir con el sexto mandamiento exige que podamos amar a nuestro prójimo, por causa del pecado es imposible que podamos amar con un amor incondicional, exige una justicia que no hay en nosotros pero que sí tiene Aquel que es eternamente justo… entonces implica que seamos conscientes de nuestra necesidad y roguemos ser saciados con la justicia de Cristo. Él ya ha dicho, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt. 5:6), ¿eres consciente que necesitas esa justicia verdadera que solo Cristo tiene?, ¿reconoces que eres culpable por haber violado la ley de Dios… que eres culpable y mereces el infierno por haber matado a tu prójimo aunque nunca hayas levantado un arma?, ¿no es cierto que te has atrevido a adorar a Dios estando enojado contra tu prójimo?, ¿qué harás entonces si sabes que eso no es justo ante Dios?, sólo hay una salida: corre a Aquel que es nuestra ciudad de refugio… corre a Cristo, no sea que seas alcanzado por el Vengador de la sangre. Su justicia puede ser contada como tuya si confías en Su obra redentora, si confías en que Él sufrió el castigo de todas tus injusticias… si ruegas ser saciado de Su justicia, si aborreces lo que has sido y ruegas por un nuevo corazón entonces y sólo entonces todas las cosas serán hechas nuevas (2 Corintios 5:17) y podrás amar a Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo.

Oración: Oh Padre eterno dame a Cristo en este día, concédeme tener Su vida en mí produciendo fruto de amor a Dios y a mi prójimo. No tengo como justificar mi pecado, confieso mi maldad y ruego tu misericordia. Oh Señor límpiame, lávame más y más de mi maldad… Señor te he escuchado y quiero gustar el bien que Tú ofreces por favor hazme nacer de nuevo y concédeme la gracia para que en cuanto dependa de mí yo pueda estar en paz con todos los hombres para gloria de Tú Nombre. Amén

Valoración: 5 estrellas
3 votos

Añadir comentario

Comentarios

Shirley García
hace 5 meses

Amén 🙏🙏🙏