¿Qué hacer con nuestra enfermedad?

Publicado el 17 de diciembre de 2024, 5:53

Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” Mateo 5:29-30

El pasaje de hoy nos informa de manera especial qué debemos hacer con el pecado, como vemos las medidas son absolutamente radicales, algo bastante difícil de hacer a menos que entendamos lo terrible que es el pecado, si no lo entendemos probablemente pasemos toda nuestra vida consintiéndolo y tolerándolo en lugar de mortificarlo que es nuestro deber como cristianos.

Finalizamos ayer con una pregunta ¿Qué debemos hacer con el pecado? Lo primero que debemos hacer es reconocerlo y repudiarlo. No basta con reconocer que es malo y que somos culpables por cometerlo, Dios demanda mucho más, Dios quiere que odiemos el pecado, que lo repudiemos y no lo consintamos porque sin importar en qué manera se materialice (asesinato, adulterio, robo, violación, mentira…etc.) el pecado trae condenación eterna y merece el infierno tal como Jesús lo ha aclarado. La práctica del pecado es un testimonio de un corazón no regenerado, un corazón engañoso y pervertido que necesita ser purificado para poder disfrutar la bienaventuranza de ver a Dios (Mateo 5:8) por tanto es un imperativo que saquemos el pecado de nuestras vidas. Pero para que esto suceda es necesario que consideremos nuestro destino eterno. Sin importar cuan valioso sea para nosotros el placer que nos concede el pecado, es mucho mejor cortar con ese goce ahora que pasar la eternidad en el infierno, separados para siempre de Dios. Lo feo de todo esto es que el engaño del pecado no te permitirá pensar en esas cosas. No es algo común o habitual que las personas piensen en su destino eterno, ni siquiera los cristianos piensan habitualmente en la eternidad, sino que más bien viven como si esta corta peregrinación llamada vida fuese todo lo que tuviésemos. Queremos complacer al cuerpo que no es eterno arriesgando el bienestar del alma que si lo es y por ello desperdiciamos nuestra fuerza, tiempo y dones en cosas que no aprovechan para la eternidad e ignoran el mandamiento del Señor a amarlo más a Él (Lucas 14:26) muchos con su vivir demuestran que son enemigos de la cruz porque viven únicamente para aquello que les complace ahora, como dijo Pablo: su dios es el vientre y lo que para ellos es su gloria un día será su vergüenza porque sólo piensan en lo terrenal (Filipenses 3:17-21). Si en verdad eres cristiano Dios te llama a prepararte para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible… nada, absolutamente nada puede compararse con eso, prepararte para ello eso debe ser tu vida aquí y ahora. Entonces ¿qué hacer con el pecado?

El pecado debe ser mortificado, nuestro llamado no es a tolerarlo sino a darle muerte y para ello debemos ser radicales. Eso es lo que significa sacar el ojo o cortar la mano que te hace pecar, no es un llamado a la automutilación, sino el mandamiento de tomar medidas decisivas y serias en contra de todo pecado en nuestras vidas esto demandará que estemos dispuestos a no proveer para los deseos de nuestra carne (Romanos 13:14) a la luz de esto piensa ¿Qué hábitos están fortaleciendo a tu carne en lugar de fomentar la gloria de Cristo en tu vida? Sin importar que sea algo legítimo, si al dedicarle tiempo no está contribuyendo a que Cristo crezca en ti si no que contrario a esto está tomando tiempo que puedes invertir en crecer espiritualmente, no importa si es lícito no te conviene, sé radical y corta con ello. No importa cuán valioso sea, no importa cuanto lo disfrutes… si representa un estorbo para alcanzar la estatura de Cristo es mejor renunciar a ello que disfrutarlo e ir al infierno por la eternidad.

Oración: Señor Tú pagaste un alto precio para restaurar en nosotros aquella imagen de Dios con la que fuimos creados y que el pecado distorsionó en nosotros ¿Cómo complacerme entonces en cosas que en lugar de hacerme más como Tú me hacen más como el mundo? Perdóname porque lo he hecho, perdóname por no amarte más a Ti… Límpiame y ayúdame a amar la santidad y a andar en ella. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 7 meses

Amén 🙏 🙏🙏