Jesús y la ley del talión

Publicado el 23 de diciembre de 2024, 3:52

“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses” Mateo 5:38-42

Sirviéndose de varias ilustraciones, Jesús muestra lo que en verdad demanda de nosotros el espíritu de la ley. En la medida que avanza en Su sermón es más que evidente que las exigencias que Jesús plantea de la ley que vino a cumplir están aumentando. Ahora estamos en un punto crucial de Su enseñanza acerca de la actitud que debemos tener con nosotros mismos si en verdad somos Sus seguidores. Considerando que la Ley dada por Dios a Su pueblo no solo eran principios morales, también en ella estaba contenida pautas especificas en cuanto a la relación civil del pueblo de Dios como nación singular. Estos mandamientos servían para disipar conflictos en medio de la población y aplicar justicia en caso de que hubiese delitos o injusticias en medio del pueblo. Entonces vemos como la ley de Dios exige una justicia que debe ser ejecutada por la autoridad delegada.

Pasajes como Éxodo 21:12-15 y Deuteronomio 19:16-21 son ejemplos que era responsabilidad de los jueces dar cumplimiento a las exigencias de la ley, y Dios demanda por medio de Su ley que la justicia sea aplicada con sentido de proporcionalidad. La frase “ojo por ojo y diente por diente” ilustra este sentido de proporcionalidad, que indica que la justicia se debe aplicar sin exceder o menoscabar sus exigencias. Se esperaba que los jueces fuesen imparciales y objetivos en sus juicios, que no se mostrase ningún tipo de preferencias, no era correcto castigar más a unos que a otros por la misma transgresión, el asunto debía ser bien indagado y juzgado proporcionalmente siempre sin abusos ni por cuenta propia. El propósito era frenar y controlar el caos que produce el pecado en la cotidianidad de la vida. Ahora, es importante que no perdamos de vista que esta instrucción que el Señor está dando en Su sermón aplica para la Iglesia en sus relaciones personales, no es una enseñanza para los que no han nacido de nuevo ni para las naciones en general, para ellos están las distintas leyes que frenan y castigan las conductas delictivas.

La razón por la cual Cristo aclara la enseñanza en torno a “ojo por ojo, y diente por diente” es porque los escribas y fariseos en su mala interpretación estaban estimulando la venganza y el odio, ellos se apegaban a la letra (como muchos hoy) sin considerar el contexto en el cual esta se dio y por ello torcían la enseñanza al exigir una retribución personal. La falsa enseñanza respecto a esta ley dice: “tienes derechos y tienes que hacerlos valer. Tienes una valía personal y debes hacerla respetar, NADIE puede pasar por encima de ti” de este modo la falsa enseñanza desvirtúa el propósito de la ley al hacer un mayor énfasis en la exigencia de derechos, pero no en el cumplimiento de deberes ¿Te identificas en esta actitud también, cuantas veces no citamos las Escrituras para hacer valer nuestros “derechos” ?, ¿no es esta actitud una de las razones de los conflictos familiares y de la sociedad en general? Todo el mundo exige derechos, pero no están comprometidos con sus deberes. ¿Qué exigen los esposos, qué exigen las esposas, qué demandan los padres, qué exigen los hijos? Cuando se enfatizan los derechos en detrimento de los deberes, lo que en verdad se promueve no es la equidad o la justicia social, sino el egoísmo, la venganza y el odio. La ley fue dada por Dios para frenar el pecado y controlar la maldad, pero los falsos maestros torcían esta enseñanza, como muchos hoy también lo hacen. Pero entonces ¿cuál es el sentido de todo esto que enseña Cristo en contra de la falsa enseñanza de los escribas y fariseos?

Oración: Señor es fácil endurecer nuestro corazón frente al pecado personal que nos lleva a ignorar nuestro deber delante de ti para centrarnos y justificarnos en aquellos derechos que creemos nos están siendo vulnerados, pero no es ese el sentido del mandamiento. Padre perdóname, perdona por colocar por encima de mi obediencia a ti mi deseo de tener el trato que considero justo para mí… límpiame oh Señor de mi maldad. Abre mi corazón a tu Palabra, hazme oír aún más y ayúdame a obedecer a Tú voz. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 4 meses

Amén 🙏🙏🙏