Una vida en la presencia de Dios

Publicado el 29 de diciembre de 2024, 3:37

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48)

Con esta declaración el Señor Jesús finaliza la segunda sección de Su sermón en la que mediante seis ilustraciones interpretó correctamente la ley contrastando la falsa enseñanza de los eruditos de Su tiempo…. Él ha dicho que la justicia verdadera se resume en el amar a Dios con todo el corazón y amar a nuestro prójimo (sin importar quien sea) como a nosotros mismos, esta es la justicia que debe ser vista en todo aquel que dice creer en Cristo.

Lo que sigue en el Sermón del Monte es la descripción de un cristiano en su relación con Dios y con la cotidianidad de la vida en general, Él nos enseña qué es una vida piadosa y cómo podemos cultivarla, cómo llevar una vida devocional y practicar la verdadera piedad. Por ello el énfasis del capítulo 6 hasta el verso 18 es el siguiente: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos” o dicho de otro modo “cuídense de que la razón de sus buenas obras sea impresionar a los hombres, porque si eso es todo lo que persiguen será todo lo que obtenganpara ser perfectos como nuestro Padre celestial nuestras buenas obras deben centrarse en un solo propósito: la gloria de Dios, que es al único que debemos buscar agradar, los cristianos somos gente cuyo propósito de vida es engrandecer a Aquel que es nuestro Señor, vivimos para que nuestras vidas anuncien Sus perfecciones. Vivir así es lo que nos constituye sal de la tierra y luz del mundo (Mateo 5:13-16) no estamos en una autopromoción de nosotros mismos, sino que buscamos darlo a conocer a Él.

Así las cosas, entonces una vida verdaderamente piadosa es una vida que se vive para Dios, es una vida que se vive para honrar a Aquel que nos amó y se entregó en la cruz por nosotros, es una vida que busca complacer a Aquel que quiso salvarnos y hacernos Su pueblo a nosotros que no éramos pueblo (1 Pedro 2:10) y para ello es indispensable que seamos conscientes de la presencia de nuestro Señor que siempre está con nosotros (Mateo 28:20) viendo todo y escudriñando la intención de nuestro corazón en todo momento. Su omnisciencia y omnipresencia son atributos abrumadores, por ello el salmista decía: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí” (Salmo 139:7-11) Iglesia no necesitamos vivir para los hombres ni por temor a los hombres, no necesitamos que los hombres se impresionen con nuestra piedad… no necesitamos que los hombres sepan cuánto oramos o leemos la Biblia, cuánto hemos contribuido a la obra o cuánto hemos sufrido por causa de Cristo… Si Dios lo sabe es suficiente, la verdadera piedad se vive para Dios que es quien finalmente dará recompensa a cada quien por sus obras.

Por ello no importa si los hombres no reconocen tus esfuerzos y tus buenas obras, es más es mejor que esto no te pase y que aún a pesar de ello continúes haciendo lo que es correcto por amor a Dios, porque si buscas el reconocimiento o gratitud de los hombres tristemente esa será tu única paga, porque Dios no dará recompensa alguna por una obra que no fue hecha para complacerle a Él. Pero si vives para Su gloria, sin esperar que los hombres lo noten o lo reconozcan entonces un día seguramente podrás oír: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21) amada Iglesia nuestra recompensa no es para este tiempo, nuestro galardón está en los cielos… permanezcamos en el mismo sentir de Cristo que con la mirada puesta en el galardón afirmó Su rostro y fue a la cruz. Vivamos CORAM DEO, es decir vivamos toda la vida en la presencia de Dios, bajó la autoridad de Dios y para la gloria de Dios.

Oración: amado Dios no hay nada en nosotros con lo que podamos honrarte que no hayamos recibido de Ti. Esta mañana alabo tu gran bondad y tu incomparable generosidad al enriquecer nuestras vidas con todo lo que antes no teníamos para poder honrarte con lo que hemos recibido de tu mano, y no me refiero oh Señor a cosas materiales, me refiero a como Tú has enriquecido mi vida concediéndome la presencia de Tu Santo Espíritu por cuya presencia puedo ahora buscar no las cosas de la tierra sino las cosas de arriba, gracias por enriquecerme para que en mi haya capacidad para vivir y andar como Tú lo hiciste. Que yo pueda también en cada circunstancia de mi vida cotidiana afirmar mi rostro para hacer la voluntad de Dios, que yo pueda cada día tomar la cruz y vivir para Tú gloria. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 4 meses

Amén 🙏🙏🙏