
“Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho” Salmo 115:3
Al hablar de la voluntad de Dios es necesario aclarar que Dios es soberano, Él hace como Él quiere tanto en los cielos como en la tierra, teniendo en cuenta esto es posible afirmar que, aunque no lo conozcamos o lo entendamos en toda circunstancia que acontece siempre se hace la voluntad de Dios, pero como pueblo de Dios se nos ha dado a conocer la voluntad revelada de Dios por medio de la Escritura, y como pueblo que conoce la voluntad revelada de Dios debemos estar comprometidos con esta voluntad y debemos estar orando a nuestro Padre celestial: “Hágase Tu voluntad”.
Entonces juntamente con el deseo y petición para que venga Su reino debe estar también que la gente conozca a Dios, que sepan lo que Él ha revelado de Sí mismo mediante Su Palabra escrita, que conozcan que es lo que debemos creer de Él y sobretodo que demanda Él de nosotros como pueblo Suyo. Desear que muchos puedan invocar al Señor y por ello ser salvos conforme a Su promesa no es lo único que debemos hacer, como pueblo del Único Dios Verdadero se nos manda a proclamar Su voluntad revelada… entonces cuando oramos “hágase Tu voluntad” estamos pidiendo no sólo que la voluntad revelada de Dios sea conocida, sino que también sea obedecida por aquellos que la conocen. Iglesia, no es suficiente tener un conocimiento intelectual de las Escrituras, tener memorizados versículos, saber contextualizar un texto, enseñar o predicar, aconsejar a otros…. Es indispensable que conozcamos personalmente al Dios que proclamamos, que amemos Sus mandamientos y que expresemos nuestro amor por ellos obedeciéndolos, es decir, practicando dominio propio por el Espíritu Santo con el que hemos sido sellados al someter todos nuestros deseos, pensamientos y acciones al Señorío de Cristo… eso es “Hágase Tu voluntad”.
Entendamos que es mucho más que una frase más en una oración que se repite muchas veces… cuando le ruegas a Dios para que haga Su voluntad lo primero que tiene que suceder es que antes de orar por ello en tu corazón ya debe existir un anhelo profundo por querer conocer mejor a Dios y tener un mayor entendimiento de Su voluntad revelada con el propósito de obedecerla… no puedes rogar “hágase Tu voluntad” si tu ni siquiera deseas conocer cuál es la voluntad de Dios y mucho menos obedecerla. Oh Iglesia oremos con todo el corazón que Su voluntad sea hecha primordialmente en nuestras vidas, dejemos de fantasear con todos aquellos deseos temporales que traemos a Su presencia creyendo que eso es que Su voluntad sea hecha, no Iglesia, no es eso a lo que Cristo está apuntando. Lo que Cristo quiere es que en Sus discípulos sea evidenciado el mismo sentir que el Padre pudo ver en Él “que por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz” (Hebreos 12:2) Si Iglesia muchas veces Su voluntad es nuestro sufrimiento y dolor, muchas veces la copa que el Padre nos da a beber es amarga y es en esos momentos en que conocer Su voluntad revelada será crucial para que aun a pesar del miedo y la angustia podamos clamar al Padre igual que lo hizo Cristo “Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que Tú” (Marcos 14:36) a pesar de estar angustiado hasta la muerte esa fue Su manera de decir “hágase Tu voluntad”. Quizá todavía no hayamos vivido ese momento en que resistamos hasta la sangre, combatiendo contra el pecado… pero aún si llegará ese momento, debemos orar del mismo modo que Cristo: “no sea como yo quiero, sino como Tú quieres… hágase Tu voluntad”
Y ¿de qué modo queremos que sea hecha Su voluntad? Como en el cielo, así también en la tierra ¿Cómo? con el mismo deseo y disposición con que los ángeles obedecen, con la misma urgencia, regocijo y adoración. Oh Iglesia que sea más que una frase, que sea un deseo genuino para nuestras vidas, nuestros hogares y comunidades.
Oración: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Oh Señor concédenos el querer como el hacer por una vida de oración que te agrade, una vida de oración en la que lo más importante y el mayor anhelo sea que Tu nombre sea santificado tanto en nuestras vidas como en la de los demás, que Tu gobierno venga a nosotros, a nuestros hogares, nuestras naciones… y que finalmente por el cumplimiento de estas dos peticiones Tú voluntad revelada sea hecha aquí en la tierra tan perfectamente como es hecha en los cielos. Amén
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Amén 🙏🙏🙏