El ayuno que Dios escogió 2

Publicado el 15 de enero de 2025, 5:12

“Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” Mateo 6:17-18

Cuando Cristo enseña acerca de lo que en verdad es una vida piadosa es enfático en decir que no se trata de un espectáculo ejecutado para impresionar a los hombres, sino que la verdadera vida piadosa es aquella que se vive en sincera devoción por Dios, por honrar Su presencia en la que estamos TODO el tiempo, para humillarnos ante Él por causa de nuestros pecados reconociendo nuestra inmensa necesidad de Su inmerecida gracia, para regocijarnos en el privilegio de ser Sus hijos y el poder acercarnos confiadamente ante Él y poder compartir con otros de Su misericordia. Entonces el ayuno y la oración practicado bíblicamente debe llevarnos a una verdadera rendición y una humilde dependencia ante Dios.

¿Si Cristo ayunó 40 días antes de iniciar Su ministerio no deberíamos también nosotros ayunar para tener el favor de Dios? Cristo ayuno 40 días no para que nosotros hiciéramos igual, sino para lograr la victoria que Israel no pudo lograr en el desierto, Él es el verdadero Israel de Dios: Él se sometió completa y perfectamente a la voluntad de Dios, Él resistió la tentación y se abandonó sin murmurar al cuidado y dirección del Padre para poder ejecutar la obra que le había sido encomendada. Entonces ¿Cómo debe entender y practicar la Iglesia hoy el ayuno? Debemos entender el ayuno como esa abstinencia voluntaria de lo que es legítimo por amor a Dios. Es algo voluntario no impuesto, no es un programa que se ejecuta ritualmente para obtener algo que deseamos como tantos predicadores que desde el púlpito e incluso de manera impresa han enseñado la práctica de ayunar por 7, 21 o 40 días para tener de parte de Dios respuesta en asuntos determinados ¿Por qué no? Porque el ayuno no es un fin en sí mismo ni una estrategia para torcer el brazo de Dios a nuestro favor. Practicado de este modo es más bien una humillación fingida y mecánica tal como dice Cristo en el verso 16 de Mateo 6. El ayuno es para estar en lo secreto con el Padre convencido de que no es el pan lo que nos da la vida sino la dependencia de Dios, que lo material no es lo más importante sino vivir piadosamente delante de Dios y esto nos lleva al punto más álgido de lo que la Escritura y Cristo enseñan respecto al ayuno como aquella abstinencia de toda clase de mal (Isaías 58:1-11)

Abstenernos de todo tipo de mal, practicar la misericordia, humillarnos a la soberanía de Dios es el verdadero ayuno que debe practicar el pueblo de Dios, y no solamente abstenernos de alimento. El ayuno es una práctica voluntaria de un corazón que ansía deleitarse en Dios y no en sí mismo o para impresionar a otros hombres con nuestras hazañas espirituales. La verdadera piedad se vive para Dios en secreto, el Padre que en lo secreto escudriña los corazones recompensará esa vida verdaderamente piadosa, Él a Su manera lo dará a conocer en público. No con sucesos extraordinarios como esperan muchos que ayudan para que se manifieste el “poder de Dios” en sus vidas y ministerios, no, quien vive en lo secreto para la gloria de Dios también será capacitado para vivir en lo público para esa misma gloria, recibirá poder, es decir, capacidad para vivir y andar como lo hizo Cristo: tomando la cruz cada día y negándose a sí mismo para gloria de Aquel que le tomó de tinieblas para trasladarle a la luz.

Examinémonos ¿Con qué motivaciones hemos ayunado? ¿En verdad hemos ayunado para Dios o lo hemos hecho para nosotros mismos? ¿Ha sido un ayuno o una huelga de hambre? El Señor no nos está ordenando ayunar un número de veces o de días específicos, Él quiere que cuando lo hagamos sea porque queremos agradarle a Él y queremos que en nuestras vidas se evidencie más de Él y menos de nosotros, antes que hacerlo porque queremos que Dios nos dé algo. Lo paradójico de esto es que muchos creyentes están esperando escuchar esto, que se les diga que no es una obligación ayunar, orar o diezmar para dejar de hacerlo. Es vergonzoso que así suceda porque lo que esto evidencia es que todas las veces que se hizo antes no fue por amor y gratitud a Dios sino por un interés y codicia personal… por amor a nosotros mismos somos capaces de hacer cualquier sacrificio, pero hacer lo mismo por solo amor y gratitud a Dios no. Iglesia practica aquello que Cristo llama piadoso todas las veces que te sea posible y voluntariamente: haz misericordia, ofrenda, ayuna, ora…. Pero hazlo por amor a Dios y no por amor a ti mismo, ni siquiera pienses en como Dios te recompensará porque nosotros de nada somos dignos y se nos ha concedido la inmerecida dignidad de ser hechos hijos de Dios… honra a tu Padre que te ve en lo secreto.

Oración: Señor perdona por cómo hemos practicado la piedad, perdona porque más que evidenciar que somos piadosos el haberlo hecho considerando una recompensa de Tú parte evidencia cuanta impiedad hay en nosotros. Límpianos de toda maldad y obra en nuestras vidas para que aprendamos a abstenernos de todo lo que sea necesario abstenernos con tal de agradarte a Ti que nos perdonaste, nos salvaste y nos has hechos Tus hijos. Amén

Valoración: 4.8333333333333 estrellas
6 votos

Añadir comentario

Comentarios

Shirley García
hace 4 meses

Amén 🙏🙏🙏