No te afanes porque tienes esperanza

Publicado el 24 de enero de 2025, 5:06

Nada que consideremos indispensable o importante para nuestra existencia diaria debería provocarnos ansiedad. Lamentablemente muchas veces actuamos sin entender o meditar en las implicaciones de la obra de Cristo en nuestras vidas: aquí, ahora y en la eternidad. Quizá no tengamos problemas en estar seguros que al morir partiremos con Cristo, pero nos cuesta vivir la cotidianidad de nuestros días confiando en Él como nuestro buen Pastor que provee, protege y defiende nuestras vidas. Sabemos que Él es soberano, pero nos cuesta estar tranquilos teniendo la certeza de que Él gobierna nuestra vida también, que Él tiene el control de todas nuestras circunstancias y por ello nos sumergimos en la desesperanza del mismo modo que lo hace los que aún no han creído ni obedecido al evangelio.

Cristo nos ha dicho: “no se afanen pues diciendo: qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos vestiremos” y esto es importante porque Él también dijo que: “de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45) y considerando esto último preguntémonos ¿Qué abunda en nuestras conversaciones? ¿cuáles son nuestras quejas o añoranzas? Un creyente no tiene razón para estar lleno de angustia o con pensamientos ansiosos, ni tiene porque caer en depresión porque tenemos un Padre bueno que nos ama y cuida de nosotros, que ha prometido nunca dejarnos ni desampararnos… Los gentiles, referenciados así en el texto porque en ese momento la audiencia era netamente judía dado que Cristo aún no había muerto y resucitado y la barrera intermedia no había sido derribada (Efesios 2:13-14) hoy gentil podríamos llamar a todo aquel que no tiene una cosmovisión centrada en Dios, gente que vive sin la consciencia de que Dios es el creador y sustentador de todo y que todo ha sido hecho y ordenado para Su gloria. Gente con una visión de la vida distorsionada: creyendo que nada tiene sentido o que no importa lo que haga mi esfuerzo no hará la diferencia: lo que ha de ser será (fatalismo); otros viven la premisa la vida es una y es todo lo que tengo y por ello buscan con afán aquello que ellos consideran valioso para su existencia; unos se esfuerzan por vivir bien con la esperanza de que no pase nada malo, ellos viven preocupados por lo que podría suceder mañana… todos de algún modo esclavos del afán por lo que han creído en su corazón. Los que no han creído verdaderamente en el evangelio buscan con esmero, se afanan o se deprimen por no tener una cosa u otra… unos tienen que ser medicados por ello y otros se hacen esclavos de vicios para aliviar la carga de su ansiedad… Siempre ha sido así, por ello Jesús nos dice: “no se afanen por estas cosas (las necesidades cotidianas) como hacen los gentilesustedes no son gentiles, ustedes son hijos de Dios.

Todo lo que sea realmente necesario para nuestra existencia aquí y ahora es conocido por el Padre. No tienes por qué afanarte como si no conocieras a Dios, tal vez tengas las mismas necesidades que los demás, pero eres diferente, eres un hijo del Padre celestial. Por tanto, asume tu identidad como hijo de Dios: no eres un esclavo que sirve al pecado, a la riqueza o al placer temporal, a vivir en angustia o depresión como los que no tienen esperanza. Tu confianza no puede estar en lo temporal sino sólo en tu Padre celestial. Él sabe de qué tienes necesidad y Él mismo proveerá todas estas cosas como parte de Su providencia hacia aquellos que le aman (Romanos 8:28) … pueblo de Dios, no vivas con afán… no vivas como los que no tienen esperanza porque están sin Dios (Efesios 2:12), vive para honrar lo que eres: un hijo de Dios, que en tu vivir sea visible que existe una diferencia entre el que sirve a Dios y el que no le sirve… entre el que ha construido su vida sobre la arena y el que lo ha hecho sobre la roca. Confía en el Señor porque son los que confían en Él los que, a pesar de las circunstancias, permanecen para siempre (Salmo 125:1)

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Comentarios

Shirley García
hace 3 meses

Amén 🙏🙏🙏