Un llamado a decidir

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” Mateo 7:13-14

El Mesías había sido anunciado como Aquel que le enseñaría al pueblo de Dios el verdadero sentido de la ley, eso es el Sermón del monte una interpretación correcta de la ley y Jesús ha culminado Su enseñanza hasta el punto en el que vamos: Él ha esclarecido que es un cristiano y cómo se debe vivir si se es un cristiano. Y ahora ¿Qué sigue en Su discurso? Lo que Jesús hará a partir de este punto es exhortar a los que han oído Su enseñanza a vivir lo que Él ha enseñado, a escudriñarse a sí mismos sí verdaderamente por la manera en que viven pueden ser llamados hijos del Padre celestial y lo hace del mismo modo en que fue hecho en días de Moisés: el desafía a quienes le han oído a escoger entre el camino de la vida y el camino de la muerte (pareciera fácil de hacer la elección ¿quién escogería la muerte?) vida para los que obedecen a Sus palabras y muerte para los que no lo hacen. Él está finalizando Su sermón haciendo imperativa la necesidad de entrar por la puerta que lleva a la vida, por ello Él dice: “Entrad por la puerta estrecha”

La vida cristiana no puede limitarse simplemente a asistir con regularidad al culto público en una iglesia local, leer superficialmente la Biblia y orar con nosotros mismos como el fariseo de la parábola (Lucas 18:9-14) No, la vida cristiana debe ser un estilo de vida singular que se vive cotidianamente: diariamente debemos ser pobres en espíritu que gimen por causa del hambre y sed justicia que experimentan, ser luz y sal de la tierra, a diario estar dispuesto a pasar por alto las ofensas recibidas y estar dispuestos a amar a nuestro prójimo (aunque sea nuestro enemigo), a diario debemos vivir CORAM DEO: es decir vivir toda la vida en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios y para gloria de Dios. Un creyente cuya vida está dividida en dos secciones: la vida religiosa y la vida secular, no está viviendo Coram Deo, antes, vivir de este modo es un sacrilegio… y lastimosamente muchos pecamos de esta manera, nos olvidamos de la presencia de Dios tan pronto decimos amén a la ocupación religiosa y nos introducimos en las ocupaciones cotidianas que a nuestro parecer nada tienen que ver con Dios.

El Señor Jesús nos está llamando a entrar por una puerta estrecha. Iglesia no hay multitudes entrando por esa puerta porque los pasos que hay que dar para pasar a través de ella son contracultura, es decir, vivir como Cristo nos está pidiendo es vivir contrario a todo lo que la gente llama bueno, correcto y justo. No debe sorprenderte el hecho de que nadie vaya contigo si has decidido de corazón vivir como Cristo demanda a Sus discípulos, ni debe sorprenderte tampoco que tu modo de vivir distinto se constituya en una ofensa para los que están cerca de ti. Por tanto, entrar por la puerta estrecha te exigirá dejar atrás personas, cosas, hábitos y metas y no debe preocuparte quién o qué quede atrás porque es una decisión personal. Eres tú y nadie más quien debe decidir romper radicalmente con el mundo y aborrecer la mundanalidad, aborrecer la cosmovisión mundana de ver y vivir la vida para adoptar una cosmovisión bíblica del modo en que vivimos y así en verdad ser parte de un pueblo distinto a los otros pueblos (1 Pedro 2:9).

Oración: Señor escuchar tu llamado a entrar por la puerta estrecha es un llamado a dejar y sin mirar atrás a muchas cosas, perdona si hasta este día mi amor hacia todo lo demás ha prevalecido más que mi deseo de obedecer a Tu llamado a vivir la vida cristiana del modo como Tú lo has dicho. Señor que la realidad de avanzar solo no aflija mi corazón como para hacerme querer mirar atrás, que no suceda conmigo igual que con la mujer de Lot. Afirma oh Señor mi corazón y mi rostro del mismo modo en que Tú lo afirmaste para ir a hacer la voluntad del Padre. Dame un corazón que ame y anhele una patria mejor y prosiga está peregrinación con los ojos puestos en Ti y no en aquello que en la medida que avanzo ira quedando atrás. Amén