
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” Mateo 7:13-14
Además de la orden imperativa que ya estudiamos, en este punto de Su sermón el Señor hace también una advertencia: no sigas por la puerta ancha que lleva a la perdición.
Perdición, ese es el estado natural en que nacimos todos los seres humanos (sin excepción) somos una raza caída por nacer en pecado, dice Dios: “no hay un solo justo, ni siquiera uno; nadie que haga lo bueno, nadie que busque a Dios” (Romanos 3:11-12) todos por naturaleza somos hijos de ira y sólo por la gracia de Dios, somos hechos hijos Suyos (Efesios 2:1-3) Su gracia nos concede el Espíritu Santo para que podamos creer y obedecer el evangelio. El Espíritu Santo nos convence de pecado, de justicia y de juicio, nos guía a un verdadero arrepentimiento y nos hace nacer de nuevo, es de este modo en que podemos ser llamados hijos del Padre celestial (Juan 1:12-13) Entonces frente a cada ser humano sólo hay dos opciones y estas son mutuamente excluyentes: entras por la puerta estrecha o por la ancha, avanzas por el camino de la vida o por el camino de la muerte… no hay más alternativas y están ahora delante de ti ¿Qué elegirás hoy? No escojas la muerte es lo que Dios nos dice.
La vida libertina o incluso la vida religiosa e hipócrita, que no se conforma a la verdad de Dios, esa es la puerta ancha por la que muchos entran y que lleva a la perdición. Esta es una vida que es vivida egoístamente, es una vida donde el ser humano decide someterse al señorío del yo, y vive para sí mismo… para satisfacer sus deseos, que puede que directamente no sean pecaminosos, pero que al ser ejecutados para complacencia propia y no para gloria de Dios ofenden Su santidad del mismo modo como lo hace aquel que es esclavo del adulterio, el homicidio o cualquier acto inmoral. Si lo que haces está motivado por el placer que experimentas, por la satisfacción personal, por la autocomplacencia… ese es el camino de la perdición, porque ninguno puede servir a dos señores: o vives para ti mismo o vives para la gloria de Dios ¿Quiere decir esto que al glorificar a Dios no debo disfrutar lo que hago? De ninguna manera. Antes, Dios nos manda a deleitarnos mientras nos ocupamos viviendo nuestras vidas de tal manera que a través de lo que decidimos y hacemos la luz que ha sido encendida en nosotros brille delante de quienes aún no han creído ni obedecido el evangelio. De hecho, el cristiano es la única persona que puede en verdad disfrutar aquello que hace, porque no es un esclavo de lo que hace.
Esa puerta ancha y ese camino ancho, es el camino natural de todos. El Unigénito del Padre se encarnó y murió en la cruz para proveer a través de Él mismo una puerta y un camino que conduzca a los que creen a la vida. Juan dice que Él es la propiciación por nuestros pecados (1 Juan 2:2), es decir, Él es el sacrificio que apacigua la justa ira de Dios contra los pecadores. El Padre no envió al Hijo para condenar al mundo, el que cree no es condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz. Nacimos en tinieblas, pero no es necesario que permanezcamos en ellas siendo que la luz ya vino al mundo. Nuestro camino natural es el de la perdición, en ese nacimos, pero no es necesario que permanezcamos en él siendo que el Hijo de Dios nos ha provisto el camino de la vida. Es posible que te sientas seguro porque no eres “tan malo” como otras personas… pero si no estás amando a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y esfuerzo mereces el infierno, si no estás amando a tu prójimo (sin importar quien sea este) como a ti mismo, mereces el infierno. No puede el etíope cambiar su piel o el leopardo quitarse sus manchas (Jeremías 13:23) no hay esperanza a menos que te humilles delante de quien si tiene poder para hacer nuevas todas las cosas. Delante de ti está el camino de la vida o el camino de la muerte ¿Por qué moriréis? Reconoce tu maldad y arrepiente, humíllate delante de Ese que puede darte poder para vencer el pecado y tu naturaleza pecaminosa. ¡Escoge la vida, entra por la puerta estrecha!
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Amén 🙏🙏