La falsa paz de la hipocresía

Publicado el 18 de febrero de 2025, 5:27

Muchos hoy proclaman a Cristo, algunos con herejías encubiertas, otros con malos motivos, pero sin duda todos engañando a muchos, incluso a ellos mismos con un mensaje de consuelo y paz, que finalmente es una mentira. Un día eso terminará, y su falsa paz se acabará porque “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra(Tito 1:16). Puede que incluso prediquen la Palabra de Dios correctamente, pero con sus vidas tuercen el mensaje y lo niegan. Los predicadores lucharán siempre con esta tentación, y muchos son los que caen en el pecado de predicar a otros y no a ellos mismos, mandan a otros hacer lo que Dios dice, pero ellos no están dispuestos a hacerlo. Esto es hipocresía, y el arrepentimiento debería compungir cada corazón que ha pecado contra Dios y Su Palabra de este modo. Conocer y predicar con fervor la doctrina correcta no nos hace cristianos, porque “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.

Es fundamental tener la doctrina correcta, porque de otro modo sería imposible tener una práctica correcta de la fe, es más no se puede ser hijo de Dios sin conocer ni obedecer al verdadero evangelio revelado por Dios en toda la Escritura que ha sido inspirada por Él para que sea útil para enseñarnos, redargüirnos, corregirnos e instruirnos en justicia a fin de que como pueblo de Dios seamos perfectos y enteramente preparados para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17) así que a menos que creamos que Cristo es quien dice ser, no podremos ser salvos (Filipenses 2:5-11) y si en verdad creemos en el Cristo que anuncia la Biblia no existe otra respuesta a la persona que Él es que una sumisión absoluta a Su gobierno y señorío… es imposible conocerle y continuar viviendo para nosotros mismos, quien en verdad le ha conocido ya no vive para sí (Gálatas 2:20) Con todo y esto, la verdadera ortodoxia no se limita solo a presentar la verdad bíblica como una filosofía que aceptamos, ni tampoco podemos confiar en que nos identificamos con una confesión de fe; ni en los años en que hemos servido como miembros de una iglesia local. Eso hace parte de nuestro deber, pero no puede ser el fundamento de nuestra confianza, si esto es todo lo que te hace estar confiado, no te olvides que el día del juicio muchos que anunciaron la palabra y que fueron fervientes, no entrarán en el reino de los cielos, sino que serán arrojados al lago de fuego.

Pablo sabía de este peligro, y por eso se mantuvo alerta contra los deseos pecaminosos que había dentro de él, para no confiar en él, ni en las cosas que hacía por Cristo, sino solo en Cristo (1 Corintios 9:27). Confiar en nuestras “buenas obras”, en los “años de ministerio”, en los “resultados ministeriales”, es escoger inundarnos con una falsa paz, creyendo que es por esto que escaparemos del juicio… esa fue la falsa paz del fariseo que oraba: él se veía justo pero no fue justificado (Lucas 18:9-14). Pablo se ejercitaba en la abnegación y la autodisciplina para que al final al ser probado no fuese rechazado. Iglesia, sin abnegación no se puede seguir a Cristo ni obtener la vida eterna (Lucas 9:23-26). Los que descansan en una falsa paz no se inmutan al ser conscientes que sus deseos pecaminosos aún les gobiernan, no, ellos creen que son salvos porque un día hicieron una decisión y repitieron una oración…  pero cuando escuchen “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” ellos irán a un lugar donde jamás tendrán paz, porque jamás conocieron ni conocerán la verdadera paz (Isaías 59:8, 48:22)

¿Es Cristo Jesús tu único Señor y suficiente Salvador?, ¿le confiesas con tu boca y lo crees en tu corazón?, ¿crees que esto te hace salvo?, cuidado, los demonios también creen y tiemblan. No basta profesar la doctrina correcta, identificarnos con los credos bíblicos e históricos, es necesario hacer la voluntad de Dios. Y solo los verdaderos creyentes serán capacitados para ello, solo los que lloran al ver que son incapaces de hacerlo, recibirán consuelo en Cristo, y poder del Espíritu de Dios para practicar el dominio propio alejándose de sus pecados y amando profundamente a Cristo. Solo los que día tras día tengan hambre y sed de la justicia de Dios podrán ser saciados en Cristo, y podrán ser sal de la tierra y luz del mundo, vivir en piedad y justicia, haciendo tesoros en los cielos, haciendo la voluntad del Padre celestial. ¡Oh Señor ayúdanos y ten misericordia de nosotros! Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 2 meses

Amén 🙏🙏🙏