Profetas de la superficie

Los falsos creyentes, auto engañados por sus aparentes obras al servicio de Cristo y del evangelio, aunque aleguen “Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?”, recibirán como respuesta de Cristo: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.

Cristo no reconocerá como Suyos a quienes viven un cristianismo superficial que no es cristianismo, aquellos que predican a Cristo pero no viven para Él, que trabajan incansablemente por intereses personales, sin importar cuales sean, no escucharan a Cristo decirles “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”, sino que escucharán la terrible sentencia del Juez de toda la tierra: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Cristo no los reconocerá como suyos, porque nunca lo siguieron, porque nunca vivieron para Él sino para ellos mismos. Su lugar no será junto a Cristo ese día, no hallarán misericordia cerca del Señor (2 Timoteo 1:18), porque usaron la piedad como fuente de ganancia personal, y con sus obras negaron la eficacia de ella, el Señor los negará porque ellos con sus hechos negaron a Aquel que proclamaban como su salvador… entonces esta no es una advertencia solo para aquellos “pastores” que hacen mercadería con el evangelio, no, también lo es para aquel creyente nominal que hace cosas de cristianos porque piensa que por ello le irá bien. Gente, las Palabras de Cristo son para tomarlas en serio, el que no es con Cristo es contra Él, o eres frío o caliente, pero si eres tibio serás vomitado de Su boca (Apocalipsis 3:15 – 16) o vives con todo tu corazón para Cristo, o irás al infierno de fuego por la eternidad.

Los que se auto engañan no tendrán lugar junto a Cristo, no importa si tu nombre es contado en la membresía de una iglesia local sino no está escrito en libro de la vida no hay esperanza (Apocalipsis 20:15). Dios no puede ser burlado, los hombres pueden creer que amas a Dios porque te ven hacer cosas de cristiano, pero la sentencia será dada por Aquel que escudriña las intenciones del corazón incluso antes de que la palabra esté en nuestros labios… no podemos decir que somos cristianos cuando abiertamente tenemos una práctica pecaminosa y no luchamos contra el pecado en nuestra vida. Somos pecadores, pero también somos templo del Espíritu de Dios y Su presencia nos capacita para ejercer dominio propio y alejarnos cada vez más del pecado. Tenemos tentaciones por doquier, tenemos un enemigo que nos odia y del cual debemos rogar a diario a nuestro Padre celestial “líbranos del mal”, pero no podemos olvidar que ese enemigo, ya está vencido. No hay razón ni justificación para la mediocridad espiritual, por ello el apóstol Pablo dice a la Iglesia: “en lo que requiera diligencia: ¡no perezosos! Sino fervientes sirviendo al Señor” (Romanos 12:11) Así que, si decimos ser cristianos, vivamos la vida cristiana como Él quiere, en total dependencia de Su gracia y en el poder de Su Espíritu Santo, “renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:12-14)

¿Cuál será tu lugar el día del juicio?, ¿hallarás misericordia cerca del Señor aquel día?, u oirás las terribles palabras: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” ¿Cuál es tu confianza hoy, cuál será tu confianza ese día? El tiempo de volverse al Señor es hoy, ahora es el tiempo oportuno para suplicar Su gracia para ser libres de toda clase de autoengaño, porque la confianza que proviene de una vida superficial, de un cristianismo de apariencia, de un conocimiento intelectual que envanece pero que no hace crecer en gracia… no sirve de nada.

Oración: Misericordioso Dios suplicamos en esta hora por Tu gracia, esa gracia que convierte el corazón de piedra en uno de carne y que capacita para amarte con todo el corazón, fuerza y alma. Señor que yo pueda renunciar a todos mis planes y propósitos y que yo pueda entregarme a Ti para ser Tuyo para siempre y para que Tú hagas Tu voluntad en mí cueste lo que cueste, ahora y para siempre. Amén