
“Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó porque estaba fundada sobre la roca” Mateo 7:25
Cuando construimos nuestra vida sobre el sólido fundamento que es la palabra de Cristo, podremos tener la certeza de que nuestra casa permanecerá firme, incluso frente a las tempestades y ríos que amenacen con desestabilizarla. Las pruebas pueden llegar de manera sutil o de forma violenta, pero ninguna de ellas podrá arruinar la vida de aquel que está cimentado en el mensaje eterno de nuestro Salvador. Cristo, la Roca inconmovible de los siglos (Isaías 28:16, Salmo 18:31,1 Corintios 3:11) nos ofrece un refugio seguro. Escuchar y obedecer Sus enseñanzas es construir la casa sobre la roca, es tener un fundamento inconmovible para esta vida y por la eternidad.
En Efesios 3:16-19 el apóstol Pablo oraba por la Iglesia de este modo “que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” qué bueno sería que también nosotros oráramos del mismo modo delante de Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos… que clamáramos por gracia delante de Aquel para quien todas las cosas son posibles, esa gracia que puede permitirnos establecer en Cristo el fundamento de nuestras vidas y cultivar una relación personal con Él, una devoción genuina que se traduce en una vida de justicia conforme a lo que Cristo ha enseñado hasta este punto.
Vivir en la fe de Aquel que nos amó y se entregó por nosotros en la cruz significa ser luz en medio de la oscuridad, ser sal de la tierra e incluso estar dispuestos a sufrir por amor a Su nombre. Vivir así es lo que te mantendrá en pie y firme sin importar cuantos sean derribados a tu alrededor porque los que han conocido a Dios y obedecido el evangelio hacen parte de ese remanente al que ni tribulación, ni angustia, ni persecución, ni hambre, ni desnudez pueden separarle del amor de Cristo. Antes, en todo esto somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó y que es la Roca inconmovible que sustenta nuestras vidas (Romanos 8:35-39).
Edifiquemos nuestras vidas sobre la Roca. Escuchemos atentamente y sigamos las instrucciones que nos da Cristo, pues es la única manera de enfrentar las muchas tribulaciones que se han ordenado para nosotros antes de entrar en el reino de Dios (Hechos 14:22), sobre todo la prueba final de la muerte y el juicio. Entonces nuestras vidas se manifestarán en la eternidad con Cristo, como casas que no cayeron, a pesar de haber recibido ataques violentos de lluvia, ríos y vientos cuyo propósito era arrancarlas desde sus cimientos, pero no fue posible porque nuestras vidas estuvieron fundadas sobre la Roca. ¿Es Cristo verdaderamente tu Roca, el fundamento de tu vida, el ancla de tu fe? Cree en Él, ¡entrégate completamente a Su voluntad! Dedica tiempo para escucharle y obedecerle, y sólo así tu casa no caerá.
Oración: Gracias Señor Jesús por ser mi Roca y fundamento. Fortaléceme con Tu Espíritu para que viva arraigado en Tu amor y pueda obedecer Tus enseñanzas. Ayúdame a permanecer firme en las pruebas y a reflejar Tu luz en el mundo a través de todo lo Tú órdenes para mi vida. Amén
Añadir comentario
Comentarios
Amén 🙏🙏🙏