La trampa de la autosuficiencia

Publicado el 22 de marzo de 2025, 2:01

“Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, vano vela la guardia” Salmos 127:1

Hoy reflexionaremos sobre una verdad fundamental de nuestra vida cotidiana: la necesidad imperiosa de la presencia y la bendición de Dios en todos nuestros esfuerzos. El pasaje de hoy nos recuerda que el trabajo del hombre, aunque necesario, es de poca trascendencia sin la obra constante de Dios. Al final del día, todo lo que intentamos construir, sea un hogar, una familia, una carrera etc., puede ser vano si no colocamos nuestro accionar al servicio de la gloria de Dios.

Sabemos que hay muchos que se han aventurado a construir sus propias casas, a trabajar arduamente y a invertir tiempo, energía y recursos, solo para ver cómo sus esfuerzos finalmente se desmoronan. Esto sucede a menudo porque han olvidado a Dios en el proceso. Al poner su confianza únicamente en su propio esfuerzo, dejan fuera al arquitecto y maestro de la vida: el Señor mismo. Imaginemos la escena: hombres y mujeres al frente de sus propios proyectos, creyendo que tienen todo bajo control. Sin embargo, el salmista nos advierte que, sin Dios, el trabajo es en vano. Esto no significa que debamos dejar de esforzarnos, sino que nuestro esfuerzo debe estar acompañado por una fe activa y un reconocimiento de que somos completamente dependientes del Único Dios Verdadero.

Algunos podrían pensar e incluso hasta decir: “Dios está conmigo, Él me respalda, Él es quien me bendice, Él va delante de mí”. Pero quiero retar ese pensamiento. Recordemos lo que dice el Señor en Juan 14:21: “El que tiene Mis mandamientos y los guarda, ese es el que Me ama; y el que Me ama, será amado por Mi Padre, y yo le amaré y Me manifestaré a él.” Esta es una promesa maravillosa, pero también es un recordatorio: la verdadera presencia de Dios en nuestra vida se manifiesta cuando existen principios establecidos por la Palabra de Dios que estamos dispuestos a seguir. Si verdaderamente amamos a Dios y buscamos agradarlo en cada área de nuestra vida, entonces podemos estar seguros de que Su favor nos acompaña. De lo contrario sepamos qué, donde reina el pecado y la desobediencia no puede haber bendición de parte de Dios.

Ahora, reflexionemos sobre nuestras propias vidas y hogares. ¿Estamos edificando sobre las bases sólidas que Dios nos ha proporcionado, o hemos estado construyendo con nuestras propias ideas? ¿Hemos honrado a Dios en nuestras decisiones, o nos hemos dejado llevar por nuestros propios deseos y planes?

Oración: Padre Eterno, Tú conoces la condición en que se encuentra mi hogar. Sabes cuán profunda es nuestra necesidad de Ti. Hasta el día de hoy, hemos hecho nuestro mejor esfuerzo, hemos sacrificado tanto por asegurarnos de tener lo necesario para vivir bien, pero muchas veces hemos obrado conforme a nuestro propio entendimiento, olvidando honrarte en nuestras decisiones. Te pido perdón, Señor, por cada momento en que te hemos dejado fuera de nuestras vidas. Te entrego el control de mi hogar y de mi vida, y ruego que nos des la sabiduría para edificar conforme a Tu voluntad, para que nuestra obra permanezca y dé fruto para gloria de Tu nombre. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace un mes

Amén 🙏🙏🙏