Esperanza en el sufrimiento

Publicado el 5 de mayo de 2025, 3:51

Job fue un hombre de integridad, ejemplar en su fe, que adoró a Dios incluso en el momento más oscuro de su vida. Cuando todo le fue arrebatado, desde su riqueza hasta su familia, Job se quedó en pie, reconociendo que solo Dios tiene el poder de dar y de quitar. A pesar de tener su cuerpo cubierto de llagas, él continuó apoyándose en el Señor. Sin embargo, tras semanas de sufrimiento, mientras se sentaba en la tierra en agonía, Job no pudo sostener su actitud inicial de adoración. Lloró por su dolor, clamando por respuestas y preguntándose por qué Dios no lo rescató. La larga y pesada cadena del sufrimiento lo estaba desgastando.

Del mismo modo, consideremos a los israelitas en el desierto. Liberados de la esclavitud, pronto comenzaron a desanimarse en su travesía. ¿Por qué Dios los había llevado a este lugar desolado? Anhelaban la seguridad de su vida en Egipto, aunque habían sido esclavos. La larga y persistente cola del sufrimiento los estaba desgastando y su nostalgia los llevaba a cuestionar el propósito de Dios. A pesar de las quejas y el desánimo del pueblo, Dios nunca dejó de proveer. Nehemías recuerda este hecho con gratitud: “Tú, por Tus grandes misericordias, no los abandonaste en el desierto. No se apartó de ellos de día la columna de nube para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego para alumbrarles el camino por donde habían de andar” (Nehemías 9:19-21). Dios estaba brindando gracia sustentadora, pero lo que Dios estaba proveyendo para ellos no era lo que realmente ellos deseaban.

La realidad es que Dios siempre proporciona lo que verdaderamente necesitamos para vivir en total dependencia de Él. Nos provee del sustento espiritual que a menudo no podemos apreciar en medio del caos. Aunque a veces nos sintamos solos en nuestras luchas, nunca estamos abandonados. Él nos guía en nuestro viaje, un viaje que tiene como objetivo profundizar nuestra dependencia de Su voluntad. La verdadera promesa radica en esto: una vida marcada por la dependencia en Dios es la esencia de nuestra esperanza. Nuestra confianza no debe hallarse en escapar de las dificultades, sino en el Dios que nos sostiene a través de ellas. Las situaciones que enfrentamos pueden hacer que nuestro corazón se llene de preguntas: ¿Puedo realmente confiar en Dios en medio de este sufrimiento? Aquí es donde debemos estar alertas a las maravillas de Su amor. Aunque el futuro parezca incierto, Él lo conoce todo. Recuerda a Job: conocía a Dios antes de sus calamidades, pero fue en medio de ellas donde realmente lo vio. Job declaró: “Había oído hablar de ti de oído, pero ahora mis ojos te ven” (Job 42:5). La lección crucial aquí es que el desierto puede ser un lugar de encuentro con Dios, donde llegamos a conocerlo y saborearlo más profundamente y en este proceso, somos transformados a Su imagen (2 Corintios 3:18).

Si te encuentras desanimado en tu propio desierto, desesperado por huir, recuerda que muchos creyentes han transitado por el mismo camino. Confiesa tus decepciones a Dios; no temas luchar con Él en oración. Presta atención a las evidencias de Su amor constante y continúa en comunicación con Él. Confía en lo que está haciendo en tu vida, incluso cuando no lo entiendas; es posible que tu perspectiva se convierta en algo distinto. Podrías descubrir que la dependencia en Dios es, en realidad, la tierra prometida, porque en medio de tu sufrimiento, Él se vuelve aún más precioso.

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Comentarios

Shirley García
hace 2 meses

Amén 🙏🙏🙏

Angy
hace 2 meses

Este mensaje, está palabra muestra que Dios verdaderamente me ama, que si soy su hija, porque si que estaba por rendirme y me ha consolado y animado.
Gracias.

Yamileth
hace 2 meses

Amén. Ayudanos Señor.