
Si buscas en las redes sociales el hashtag #bendecido, te encontrarás con millones de publicaciones llenas de imágenes de lugares hermosos, cuerpos esculpidos, logros académicos, éxito financiero y prosperidad terrenal. Todo esto son regalos de un Dios lleno de amor, y ciertamente son bendiciones de Su mano. Pero aquí está el problema: muchas veces, usamos ese hashtag para señalar solo esas cosas, como si la vida bendecida consistiera únicamente en abundancia, poder y reconocimiento temporal. Pero, ¿acaso la Biblia presenta esa visión como la única o la más profunda? Imagina, en cambio, encontrarte con alguien que ha perdido su trabajo. En esa publicación, esa persona podría estar preguntándose cómo va a pagar su hipoteca, cómo podrá comprar útiles para sus hijos. ¿Qué hashtag sería apropiado en ese caso? ¿#NoBendecido? La respuesta correcta sería: NO. Porque la verdadera bendición en el reino de Dios no se mide por las circunstancias temporales.
Jesús, en Lucas 6, dice: “Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios; bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados; bienaventurados ustedes los que lloran ahora, porque reirán; bienaventurados ustedes cuando los aborrezcan y excluyan, porque de ese modo serán recompensados en el cielo". Date cuenta, Jesús no describe una bendición superficial o solo para los momentos felices. Él habla de una alegría profunda, arraigada, que perdura más allá de las circunstancias cambiantes. El salmista también nos muestra que la vida verdaderamente bendecida se parece a un árbol plantado junto a las aguas, que da fruto en su tiempo y no se marchita en la sequía (Salmo 1). Y Efesios 1:3 nos recuerda: “¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales!” Todas las auténticas bendiciones están en Cristo, y son espirituales y duraderas.
¿Entonces quiénes son los verdaderos destinatarios de estas bendiciones? Aquellos que soportan el sufrimiento, los que padecen por causa de Jesús. En el reino que Jesús predica, la bendición no está en la riqueza, el poder o la popularidad. Está en la pobreza espiritual, en el llanto, en la dependencia absoluta de Él. La verdadera alegría no disminuye cuando las circunstancias empeoran; al contrario, se fortalece cuando reconocemos que solo en Cristo encontramos la verdadera riqueza. En este reino invertido, el sufrimiento y la exclusión conducen a recompensas eternas. La pobreza espiritual, el dolor, el ser rechazados por el mundo por causa de Jesús, no son signos de que Dios te ha abandonado, sino que estás en el camino correcto hacia las promesas de Su reino. Es en esos lugares —en la debilidad, en la necesidad, en el quebrantamiento— donde Jesús dice: “Tuyo es el reino de Dios”. Allí, la alegría que solo Él puede dar, se vuelve más profunda.
No se trata de ignorar o minimizar el sufrimiento, sino de valorarlo como una oportunidad para crecer en dependencia de Cristo. Como dijo Corrie ten Boom: “Nunca aprenderás que Cristo es todo lo que necesitas, hasta que Cristo sea todo lo que tienes”. Así que, si estás en un lugar de debilidad o tristeza por causa de Él, escucha con fe: “Bienaventurado eres, porque tuyo es el reino de Dios; estarás satisfecho, te reirás, y en los cielos tu recompensa será grande”. Y en esa realidad, tú eres #bendecido.
Oración: oh Señor nos equivocamos cuando creemos que Tú eres como nosotros, nos equivocamos cuando menospreciamos aquello que para Ti es grandioso y magnificamos aquello que para Ti es insignificante. Perdona oh Dios nuestra maldad, somos tan ignorantes de la persona que Tú eres, perdona porque escogemos ser ignorantes al menospreciar Tu Palabra. Oh Señor, abre mis ojos para que yo pueda ver como Tú ves, haz en mí todo lo que sea necesario para que yo pueda estar satisfecho teniéndote a Ti y así ser llamado bendecido, no por lo que tengo sino por lo que Tú has hecho en mí. Amén
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Amén
Amén, Gloria a Dios