Amando sin máscaras

Publicado el 9 de julio de 2025, 4:56

“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” 1 Pedro 1:22-23

En estas palabras, Pedro nos invita a reflexionar sobre la naturaleza y la sinceridad del amor cristiano, resaltando dos elementos fundamentales que distinguen al amor que proviene de la verdadera fe en Cristo:

El primero de estos elementos es que nuestro amor debe ser "sin fingimiento". La expresión en griego indica un amor que no lleva máscara, que no es hipócrita. Cuando la Biblia nos exhorta a amar sin fingimiento, nos llama a abandonar la hipocresía que oculta las verdaderas motivaciones de nuestro corazón. El amor cristiano genuino es una expresión de la verdad que hay en nuestro corazón, actuando en beneficencia y sinceridad, no en apariencia. La honestidad y la integridad deben caracterizar cada acción de amor hacia los hermanos. Un hipócrita puede aparentar ser generoso, puede orar con devoción, o mostrar amor hacia los demás, pero en realidad su corazón está motivado por la obtención de beneficios personales o la reputación. La escritura nos advierte contra este tipo de acciones, especialmente en Mateo 6, donde Jesús condena toda forma de religión fachada que busca la aprobación humana más que la gloria de Dios. El verdadero amor cristiano, en cambio, es aquel que no busca el reconocimiento, que no esconde egoísmo detrás de gestos religiosos, sino que surge de un corazón sincero y sacrificado.

El segundo elemento que Pedro destaca es que este amor debe brotar de un corazón puro. Como dijo Juan Calvino: “el amor que proviene de un corazón puro no tiene fingimiento, sino que refleja la sinceridad con que Dios mismo ama a Su pueblo” Un corazón santificado y limpio es esencial para que el amor sea genuino y sin engaño. La Biblia advierte contra aquéllas palabras vacías o superficiales que sólo pretenden engañar o parecer piadosas. Santiago 2:18 dice: Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras La fe auténtica, por tanto, produce un amor genuino y activo, que se manifiesta en acciones concretas y en una vida coherente con la profesión de fe. El amor que brota de un corazón puro también requiere sinceridad en las palabras. La Biblia nos llama a que nuestras expresiones de amor sean verdaderas y no solo palabras vacías. Como señala Donald Bloesch: “El amor cristiano no consiste solo en palabras, sino en acciones que evidencian la verdad que hay en nuestro interior” La religión basada en apariencias y en palabras sin un amor real en el corazón es una forma de hipocresía que Dios no acepta, como nos advierte claramente en Mateo 15:7. La verdadera fe se evidencia en una vida de amor sincero y activo, en la cual la motivación principal es la gloria de Dios y el bienestar de nuestros hermanos.

¡Qué bendición y qué desafío nos presenta la exhortación de Pedro! Nos llama a escudriñar nuestros corazones, a luchar contra toda motivación egoísta y a cultivar un amor que sea genuino, que sea un reflejo de nuestro corazón regenerado por el Espíritu. Porque, al fin y al cabo, nuestro amor debe reflejar la santidad y la verdad del carácter de Dios, que es amor y verdad en perfección.

Oración: misericordioso Dios, reconocemos cuán importante es para ti que nuestro amor sea auténtico y sin fingimiento…. Tan importante que estuviste dispuesto a entregar Tu Unigénito Hijo para que muriese en nuestro lugar y por causa de esto hacernos nacer de nuevo y sellarnos con Tu Espíritu Santo, Oh Señor es cosa maravillosa Tu obra que hoy nos capacita para amar con sinceridad y pureza de corazón. Perdona nuestras fallas y motivaciones egoístas, y renueva en nosotros un corazón limpio y sincero. Que nuestras acciones y palabras reflejen Tu amor genuino, para que podamos ser testigos fieles de Tu gracia y verdad en medio del mundo. Ayúdanos a amarnos unos a otros con honestidad, sacrificialmente y con toda la sinceridad que proviene de Tu Espíritu, para que en ello traigamos gloria a Tu nombre. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 13 horas

Amén