
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados” Romanos 8:28
Vivimos en días en los que nos movemos con la falsa creencia de que somos los únicos dueños de nuestros destinos, tiempos en que la autonomía humana es colocada por encima de la soberanía divina. Sin embargo, la Biblia claramente enseña otra verdad fundamental: Dios es soberano en absolutamente todo.
La doctrina de la providencia de Dios nos revela que Él no solo creó el mundo y lo sostiene con Su poder, sino que también gobierna cada circunstancia, buena o mala, para cumplir Su propósito soberano. Como dice Hebreos 1:3, "Sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder". Esto significa que nada sucede sin que antes sea conocido y controlado por Dios. Tal como lo indica el pasaje con el que iniciamos "a los que aman a Dios, TODAS las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados". Incluso en medio del caos, el dolor y la injusticia, Dios está tejiendo un plan perfecto, usando las circunstancias para nuestro bien y para gloria de Su nombre. A veces, nuestras dudas surgen en los momentos difíciles. Nos preguntamos: ¿Por qué permite Dios el sufrimiento? La respuesta radica en entender que Dios no causa el mal directamente. Juan Calvino explicó con claridad que, cuando somos heridos injustamente, debemos levantar nuestros ojos hacia Dios y aceptar que Él, en Su soberanía, ha permitido o incluso enviado esas pruebas, porque tiene un propósito mayor. En Génesis 50:20, José concluye con sabiduría: "Vosotros pensasteis mal contra mí, pero Dios lo encaminó a bien". La historia de José muestra cómo Dios usó la maldad de sus hermanos para salvar muchas vidas, incluyendo la suya, demostrando que nada escapa de Su control.
La providencia de Dios también implica que Él regula nuestra libertad. Algunos cuestionan si nuestra voluntad es verdadera siendo que Dios ya ha decidido todo. Pero la Biblia en todo su contexto nos enseña que Dios, en Su omnipotencia, gobierna sin invalidar la libertad humana. John Piper afirma que "la soberanía de Dios no anula la responsabilidad humana, sino que la perfecciona". Dios, siendo soberano, toma en cuenta nuestras decisiones, incluso las malas, y las usa en su plan soberano. La libertad que tenemos no es opuesta a la soberanía de Dios; más bien, es una parte vital de cómo Él cumple Sus propósitos en la historia y en nuestras vidas.
¿Y qué significa esto para ti hoy? Que puedas descansar en la seguridad de que tu Padre celestial está en control, incluso cuando el camino se ve oscuro o lleno de dolor. La Biblia nos anima en Salmo 46:1 "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones". Cuando confíes y te deleites en Su soberanía, comprenderás que todo pasa con un propósito, y que ninguna lágrima, ninguna prueba es en vano. Dios está obrando en cada situación para formar en ti un carácter semejante a Cristo, dándote gozo y esperanza en medio del valle de sombra de muerte. ¿Con qué luchas hoy? ¿Sientes que la adversidad te aplasta o que tu vida se desmorona? La buena noticia es que no estás solo ni fuera del alcance de la mano de Dios. Él regula todo a Su tiempo y manera, con un amor infinito. La clave está en confiar en Su soberanía, en arraigar nuestros corazones en la certeza de que, incluso cuando no entendemos, Él sí entiende y obra para nuestro bien. Como decía Martín Lutero, "No podemos entender claramente en la tierra; solo en el cielo veremos todos los hilos que Dios ha tejido con gracia". Así que hoy, te invito a descansar en la soberanía de Dios. Esa es la verdadera esperanza que nos sostiene: que, en la mano del Dios soberano, todo obra para bien. Que puedas, hoy y siempre, decir: "Señor, en medio de todo, confío en Tu soberanía, en Tu cuidado y en Tu plan perfecto. Ayúdame a descansar en Ti y a tener paz en Tu propósito eterno". Amén
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Amén.
Amén. Gloria a Dios