Peleando la buena batalla en unidad

Publicado el 11 de septiembre de 2025, 4:06

Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca” Hebreos 10: 24-25

En tiempos donde la fe enfrenta pruebas cada vez más sutiles, la Palabra de Dios nos recuerda una verdad innegociable: perseverar y crecer en la vida cristiana depende de una edificación mutua con el resto del cuerpo de Cristo. No basta con creer de forma individual; necesitamos una iglesia local que, con intencionalidad, avive nuestra fe y estimule nuestro amor. Sin esa cohesión, corremos el peligro de perder el celo, endurecernos ante el pecado y hundirnos en la incredulidad. Así lo entendió Pablo al final de su ministerio: después de décadas de caminar con Cristo, él afirma con autoridad que “he peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7-8). Su fortaleza no fue fruto de la soledad, sino de la comunión con otros hermanos que oraban por él, le exhortaban y fortalecían su fe.

El pasaje que leímos al iniciar no es un simple mandato de asistir a un servicio; es un llamado a una comunión que transforma. Ir a la iglesia cada domingo, aunque es importante, no es suficiente si nuestra interacción se queda en lo superficial. Dios quiere que nos congreguemos con propósito, obedecer a este deseo de Dios se traduce en encuentros en los que nos animamos mutuamente, compartimos cargas, y nos fortalecemos para vivir como hermanos y hermanas responsables los unos por los otros ante Dios. La advertencia es clara: no congregarse intencionalmente puede volverse un hábito que nos distancia de la gracia. Pregunta: ¿tu vida de congregación es una experiencia de relación real o te has acostumbrado a la experiencia del anonimato? En la cotidianidad de nuestros días, cuando las tensiones y tentaciones aumentan, esta comunión intencional no es opcional, es indispensable. De hecho, Jesús mismo avisó que en los últimos tiempos la maldad se multiplicaría y el amor de muchos se enfriaría (Mateo 24:11-12). Por ello, la exhortación de Hebreos no es una mera sugerencia, es un mandamiento cuya obediencia hace posible que podamos sostenernos en la fe y mantengamos viva la llama del amor entre hermanos.

La palabra “consideremos” invita a una acción activa: no basta mirar; debemos mirar con discernimiento para ver cómo podemos ayudar específicamente a cada hermano o hermana a crecer en amor y en virtudes prácticas. ¿Qué necesita mi hermano para amar más y hacer el bien? ¿Cómo puedo orar, enseñar, consolar, o servir de manera que su fe se fortalezca? Iglesia se trata de una comunión intencional y responsable, orientada a evitar que ninguno se endurezca por el engaño del pecado.

Ahora, evalúa tu implicación con la Iglesia, cuando te congregas ¿participas de forma consciente y responsable o te conformas con una presencia apenas formal? ¿Participas en la vida de la iglesia más allá de los momentos de culto: grupos pequeños, tiempos de oración, discipulado y mentoría? Amados hermanos es nuestra responsabilidad como miembros del cuerpo de Cristo alentar, corregir con amor y recordar a mis hermanos las promesas de Dios, para que ninguno caiga en la incredulidad.

Oración: Señor Dios, te damos gracias por la gracia de darnos una familia: una iglesia que se fortalece y nos fortalece cuando nos encontramos, nos miramos a los ojos y nos animamos a amar más y a obrar mejor. Ayúdanos a ser intencionales en nuestra comunión, a estar comprometidos en edificar la fe unos en otros y a vivir de tal manera que ninguno se pierda en el engaño del pecado. Que nuestra vida comunión sea un testimonio vivo de Tu gloria, donde la esperanza en Ti se vea reflejada en cada acción, palabra y decisión. Fortalece nuestra perseverancia, fortalece nuestros lazos y haz que cada iglesia local un refugio de verdad, amor y fidelidad hasta que Cristo venga. Amén

Valoración: 5 estrellas
8 votos

Añadir comentario

Comentarios

Yamileth
hace un mes

Amén, Ayudanos señor