Gozo que dura para siempre

Publicado el 12 de septiembre de 2025, 3:17

“… os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” Juan 16:22

En tiempos en los que las alegrías son fugaces y las promesas se desvanecen ante la prueba, la palabra de nuestro Señor ofrece una garantía extraordinaria: os volveré a ver, y vuestro corazón se regocijará, y nadie os quitará vuestro gozo (Juan 16:22). Si alguna vez te has preguntado si es razonable rendir tu confianza a una promesa tan absoluta, la respuesta es un rotundo sí. Porque la fuente de este gozo no depende de circunstancias temporales, sino de una unión eterna con Aquel que ha muerto y resucitado por nosotros.

La clave de esta promesa no es meramente la certeza de un encuentro futuro, sino la naturaleza del encuentro mismo: la presencia de Jesús. Nuestro gozo nace de estar con Él, de saber que la relación con nuestro Salvador no se rompe ante la muerte, la pérdida o la prueba. El Cristo resucitado no es un destino lejano, sino una presencia que trasciende el tiempo y las circunstancias. Por eso, cuando Jesús dice que os volveré a ver, Su palabra debe traer una alegría que no se agote: es una alegría que permanece, incluso cuando todo lo demás falla. Pregunta obligada ¿qué pasa si mi alegría depende de cosas que cambian? Aquí está el corazón de este mensaje: la alegría que Jesús ofrece no se agota porque su naturaleza es eterna; Su resurrección garantiza que nunca seremos separados de Él. Si tu gozo está atado a las riquezas, al éxito, a las relaciones o cualquier otro placer pasajero, entonces tu alegría será frágil y difícil de sostener. Pero si tu gozo está en Cristo, permanecerá como una roca en medio de las mareas de la vida. Por ello una vez se te dice: ven a Él, abraza a Aquel que es Pan de Vida, y recibe una satisfacción que no puede ser quitada. Juan 6:35 proclama una verdad contundente: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, no tendrá hambre; y el que cree en mí, no tendrá sed jamás" esta es una promesa que no caduca, una línea de satisfacción que va desde el ahora hasta la eternidad. Si en tu corazón hay hambre y sed y has estado buscando en otros lugares—dinero, estatus, placer—esta es la hora de dirigir tu mirada hacia Jesús, la fuente inagotable.

Recuerda: Cristo venció la muerte, y por ello, nadie puede separarte de Su amor. Este es el fundamento de nuestra esperanza: la vida eterna ya está en curso para todo aquel que ha creído al evangelio y confía plenamente en Cristo. Si el gozo que te sostiene se apoya en que con cuerpo y alma no te perteneces, sino que perteneces a Cristo, entonces, incluso ante la pérdida, la enfermedad o la incertidumbre, tu corazón encontrará reposo. Nadie te quitará tu gozo cuando tu alegría está anclada en Cristo y no en las cosas temporales. Por tanto, revisa el objeto de tu gozo: ¿está centrado en Cristo o está centrado en cosas temporales? Iglesia levantemos un clamor suplicando que nuestra alegría esté profundamente anclada en la presencia de Cristo y no en las circunstancias. No olvides ninguno de Sus beneficios para que siempre a pesar de… puedas alabarle. Comparte este gozo con otros: exhorta, alienta y recuerda a tus hermanos que, en Cristo, nadie puede arrebatar lo que Él ya ha garantizado a todo aquel que ha muerto al pecado y vive para glorificar el nombre de Dios.

Oración: Señor Jesucristo, gracias por garantizarnos que volveremos a verte y que, en ese encuentro, nuestros corazones se regocijarán en una alegría que no podrá ser quitada. Ayúdanos en el presente a fijar nuestra mirada en Ti, a buscar nuestra satisfacción en Tu presencia y en la esperanza de la vida eterna. Que el gozo que proviene de Ti sea nuestro refugio en la prueba, nuestra fuerza en la debilidad y nuestra voz de testimonio ante un mundo sediento. Que nadie pueda arrebatar nuestro gozo, porque está anclado en Tu resurrección y en la promesa de Tu regreso. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace un mes

Amén