La visión que conduce a la adoración

Publicado el 1 de octubre de 2025, 4:57

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos” Isaías 53:3

La riqueza del Evangelio no se agota en lo que vimos el día de ayer; hay más, y es por ello que somos invitados a contemplar al Cristo de las Escrituras con ojos que no se cansan de maravillarse. Porque el evangelio no nos salva solamente por ser una idea hermosa, sino porque, al hacerse claro y personal, revela al Siervo sufriente que toma nuestra culpa y la expía.

Un rebelde, por sus propias fuerzas, no podría ver ni entender. Pero Isaías revela una promesa decisiva: la vista será restaurada a los rebeldes. En Isaías 52:15 se nos dice que “Él rociará a muchas naciones, los reyes cerrarán su boca por causa de Él; porque verán lo que no les había sido dicho, y entenderán lo que no habían oído”. Aunque Isaías 53:1 admite que el mensaje no fue recibido por muchos, la promesa de Isaías 52:15 permanece: el brazo del Señor se manifestará. Dios no permitirá que la obra de Su Siervo sea en vano; desvelará Su brazo y rociará a las naciones con la sangre sanadora de Su Siervo, y los reyes de la tierra verán y entenderán. Sus ojos serán abiertos, su vista será restaurada. Pablo, al citar estas palabras en Romanos 15:21, las utiliza para sostener la esperanza de la predicación del evangelio entre las naciones gentiles, donde el Único Dios Verdadero no era conocido: “Aspiraba a predicar el evangelio no donde Cristo ya era nombrado…, sino como está escrito: ‘Los que no tuvieron noticias de Él verán, y los que no oyeron entenderán’.” Así, la buena noticia de Jesucristo no es solo la noticia de un Siervo rechazado que muere como sustituto redentor, sino también la promesa de que Dios desvelará Su brazo y abrirá los ojos de los incrédulos para que puedan ver y creer. Isaías 52:13 describe al Siervo prosperando: “¡He aquí, mi siervo prosperará!” Dios ha enviado al Siervo y se asegurará de que la gente vea al Siervo; Él restaurará la vista para que los súbditos rebeldes lo vean no como objeto de desprecio, sino como el glorioso sustituto redentor que realmente es.

Vemos, entonces, a través de los ojos de Isaías (nuevamente 52:15) que cuando Dios rocíe las naciones con la sangre de Su Siervo y conceda a los incrédulos ver lo que no les fue dicho y entender lo que no habían oído, que el resultado será un silencio reverente “ellos cerrarán su boca” ante la majestad del Siervo. ¿Por qué? Porque Isaías 52:13 nos da la respuesta: “He aquí, mi siervo prosperará, será alto y sublime, y muy exaltado”. Los “reyes” guardarán silencio ante Él, porque el Siervo sufriente es el soberano del universo, el que ha sido levantado y grandemente exaltado. Esa es la visión que Dios da para que vean la majestad de Jesús: el Siervo despreciado y rechazado es el Señor de la gloria. Ese que no consideró el ser igual a Dios como cosa a la aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y, humillándose a Sí mismo, se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó un Nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre.

Oración: Padre Santo, reconocemos en Tu Palabra al Siervo sufrido que se ofreció como sustituto por nuestras transgresiones. Te suplicamos que abras de nuevo nuestros ojos para que veamos la gloria de Tu Salvador, que la vista de nuestra fe sea restaurada y que, al contemplar a Cristo, caiga toda duda y toda altivez. Ayúdanos a entender que la salvación no es sólo una idea, sino una persona que nos reconcilia contigo y nos llamará a vivir para Tu gloria. Que, como pueblos y como individuos, declaremos Tu nombre con humildad y reverencia, y que nuestra boca permanezca cerrada ante la grandeza de Tu poder, para abrirse en alabanza cuando Tu reino se manifieste. Fortalécenos para vivir en obediencia y en esperanza, sabiendo que Jesús es el Señor, para la gloria de Dios Padre. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 8 días

Amén

Yamileth
hace 8 días

Amén, Gracias mi Señor por Jesucristo! Mi Gran Redentor.