Inevitablemente, sufriremos

Publicado el 16 de octubre de 2025, 5:15

 “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, Él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado” 1 Pedro 4:14

Aquellos que creen en la santidad de Dios y en la certeza del juicio final, no deberían sorprenderse si Dios ordena y permite circunstancias intensas para purificarles, incluyendo el fuego de la persecución. En lugar de esto, los cristianos deben vivir de tal manera que, si los impíos les atacan que no sea en respuesta a sus pecados, sino por su innegociable obediencia a Dios y Su Palabra.

Lo que Pedro quiere que tengamos presente es que no se nos ha prometido una vida libre de problemas, su mensaje resalta que el sufrimiento por causa de Cristo tiene una dignidad y un propósito que trascienden lo inmediato y temporal. Cuando Pedro dice: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, Él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado”, nos recuerda que el mal uso de nuestro nombre, la persecución y la incredulidad de los que nos rodean no pasan desapercibidos ante el Señor; al contrario, las pruebas son una evidencia de que estamos unidos a Aquel cuya vida fue crucificada y que nos llama a cargar con nuestra cruz cada día (Lucas 9:23). El sufrimiento es inevitable cuando vivimos para contemplar y conocer a Cristo; no es un fenómeno que podamos evitar con facilidad, y menos aún una señal de derrota. Como el propio Pablo mostró en su vida, en consecuencia, a lo dicho por Dios: “Le mostraré cuánto debe sufrir por causa de Mi nombre” (Hechos 9:16). Este principio no se aplica solo a Pablo, sino a cualquiera que en verdad siga a Cristo: no se puede decir que se conoce a Cristo sin atravesar la experiencia del dolor y la prueba.

Dios a través de Su Palabra no busca minimizar ni idealizar el sufrimiento, Él quiere que sepamos que para todos los que están en Cristo el sufrimiento siempre estará dirigido hacia un bien mayor. Este marco, aplicado a la vida del creyente, muestra que nuestro dolor no nos desarma, sino que nos atrae más profundamente al corazón de Dios y nos conforma a la imagen de Cristo. Al respecto Sinclair Ferguson dijo, “Vivimos en este mundo caído y compartimos las dolencias y luchas, desastres y tragedias comunes del hombre. Todo esto es lo que llamamos 'sufrimiento inevitable', pero debido a que lo experimentamos en Cristo bajo la salvaguardia de los propósitos del Padre celestial que obra todo para el bien supremo y nos conforma a la imagen de Su Hijo, este sufrimiento es un producto de nuestra unión con Cristo (Romanos 8:28-30). Nos estamos volviendo como Aquel con quien vivimos más íntimamente, entonces podemos decir que a pesar de que el cristiano comparte los sufrimientos generales de la suerte humana, hay algo distintivo en la forma en que los experimenta, porque los sufrimientos son recibidos por el cristiano como algo transformador y santificador en las manos del Padre celestial 

Así, el sufrimiento que parece universal y descorazonador revela su particularidad en la medida en que es vivido desde la fe, en la que confiamos en la fidelidad del Padre y en la promesa de que Cristo nos está santificando a través de cualquier prueba. Por eso, el cristiano no camina sin esperanza ante el dolor común de la vida; sino que sabe que ese dolor tiene un propósito eterno y que la gloria que espera supera ampliamente las aflicciones del tiempo presente. Entonces, la bienaventuranza no es un premio para los fuertes que aparentemente no sufren, sino esperanza segura para los que, en Cristo, soportan con paciencia y esperan el cumplimiento de la obra de Dios.

Oración: Señor, gracias por recordarnos que, cuando sufrimos por causa de Tu nombre, no estamos solos. Ayúdanos a mirar a Ti en medio del dolor, a confiar en que tu Espíritu reposa sobre nosotros y a creer que cada prueba tiene un fin que glorifica Tu nombre. Fortalece nuestra fe para que, aun cuando seamos malinterpretados o enfrentemos la aflicción, podamos responder en amor, en paciencia y en esperanza. Que la obra de Cristo en nosotros se manifieste de modo visible para que quien nos vea glorifique a nuestro Padre en los cielos. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 2 meses

Amén 🙏🙏🙏