Oportunidades que no volverán

Publicado el 27 de octubre de 2025, 2:52

“Mirad, pues, con cuidado cómo andáis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” Efesios 5:15-17

La exhortación del pasaje de hoy, nos sitúa ante una realidad que muchos padres viven con ansiedad y convicción a la vez. No es fácil andar entre tantas voces que prometen eficacia y éxito, ni es sencillo sostener un ritmo de vida que no sacrifica la piedad ni la verdad de la crianza bíblica. Vivimos en un mundo que idolatra la carrera, la productividad rápida y las soluciones rápidas, y eso concuerda con el deseo humano de controlar todo, incluso la formación de nuestros hijos. Pero la Escritura nos llama a un discernimiento distinto: a no dejar que la urgencia del momento nuble el eterno propósito de Dios para ellos. Si ignoramos las consecuencias de permitir que la insensatez se afiance en los jóvenes discípulos que amamos, sembramos arrepentimiento que cosecharemos en el futuro. La realidad es clara: el crecimiento de los niños sucede rápido y, en un abrir y cerrar de ojos, ya están fuera del hogar. El presente, por tanto, se convierte en la única oportunidad que tenemos para sembrar, educar y guiar en la verdad.

La cruda verdad es que no hay mayor alegría para un padre que saber que sus hijos van por la senda de la verdad, como decía 3 Juan 4. Entonces ¿por qué dedicamos tanto tiempo a lo que no contribuye a este fin? Las oportunidades para el discipulado no son eternas; el tiempo no se detiene, no espera, no da segundas oportunidades. Así que debemos avanzar con un propósito y para hacerlo es indispensable definir que el objetivo de nuestra paternidad sea contemplar a Cristo para ser como Él. Al igual que Pablo con los Gálatas, podemos llegar a sentir dolores de parto cuando trabajamos para que Cristo sea formado en nuestros hijos (Gálatas 4:19). Este proceso no es un capricho espiritual; es la manifestación de una vida que comprende que el día de la oportunidad es hoy, y que la disciplina, cuando se ejerce con gracia, sirve para que la generación que viene reconozca la gloria de Dios.

Corrie Ten Boom nos recuerda una verdad que muchos olvidan: “si el diablo no puede hacerte pecar, tratará de mantenerte ocupado”. Así que, tenemos que ser intencionales en promover momentos para exponer la vida de nuestros hijos al discipulado y si es necesario, eliminar compromisos innecesarios, aprender a desconectarnos de la pantalla y priorizar la relación familiar. Se trata de practicar un principio simple pero radical: la prioridad define lo que puede interrumpirse. Interrumpir lo que sea necesario para un tiempo bíblico en casa no es un gasto: es una inversión para construir un tesoro eterno. Lo “importante” debe dar paso a lo que Dios dice que es más importante, porque la vida solo nos ofrece un tiempo fugaz para influir de modo duradero en nuestros hijos.

Tarde o temprano descubrirás que cuanto más espera uno para enseñar o disciplinar, más difícil resulta después. Los días vuelan, y la sabiduría de Salmo 90:12, “Enséñanos, pues, a contar nuestros días para que tengamos un corazón sabio”, es un llamado a actuarnos ya. ¿Has contado cuántos días te quedan para influir en tus hijos? Este es el momento para movernos con la gracia de Dios, para cultivar el corazón de nuestros hijos no para nuestro provecho o gloria, sino para Cristo y Su gloria.

Oración: Amado Dios, Te pedimos perdón por las veces en que hemos dejado que la comodidad o la prisa dicten nuestro horario, en lugar de que sea Tu voluntad la que lo haga. Ayúdanos a invertir con sabiduría el tiempo que nos has dado, a colocar a Cristo en el centro de cada día en nuestros hogares. Fortalécenos para prescindir de todo aquello que comparado con el llamado de criar una descendencia que Te pertenezca se convierta en una distracción innecesaria, danos discernimiento para saber qué es lo más importante, y valentía para dar prioridad a Tu voluntad. Que cada encuentro familiar, cada conversación, cada momento de lectura de la Palabra y oración, sea una semilla que dé fruto para gloria de Tu nombre y para la edificación de nuestros hijos en la verdad. Amén

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Comentarios

Yamileth
hace un mes

Amén.

Shirley García
hace un mes

Amen