“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16
La verdad central que proclama el pasaje de hoy no es solo una invitación sentimental, sino la innegable necesidad de la humanidad caída. Después de esto, Cristo dice: “El que en Él cree, no es juzgado; el que no cree, ya ha sido juzgado” (Juan 3:18). Este juicio, lejos de ser un capricho divino, es la consecuencia lógica de nuestra respuesta hacia la gracia revelada en Cristo. Más adelante el Señor se asegura de ratificar y ampliar el concepto para nosotros: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36) esto es importante, porque, si somos salvados de la perdición, es porque Dios, en Su misericordia, nos ha arrancado de la ira que merecemos y nos ha puesto en la protección de Su gracia. Perderse, por tanto, significa experimentar la permanencia en la ira de Dios por causa de nuestra incredulidad; y ese estado es, sin duda, un destino aterrador para el ser humano.
¿Por qué pereceremos si no confiamos en Cristo? La razón de fondo por la que corremos el riesgo de perecer está expuesta con claridad en las Escrituras: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23), y “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Pero, ¿por qué nuestro pecado es tan grave como para que las consecuencias sean tan serias? Porque Dios es la persona más digna del universo: Su gloria, que es infinita, sostiene todas las cosas; Él es principio y fin de todo, y cada criatura depende de Él para su aliento, su sentido y su destino. Por ello, exige de cada criatura confianza perfecta, amor fiel, adoración y obediencia. Desconfiar, desobedecer o buscar otros tesoros que no sea Él es, en realidad, un agravio infinito contra un Tesoro infinito. Y cuando hay agravios infinitos, la consecuencia no puede ser menor que un castigo infinito a menos que haya un remedio que el mismo Dios provea.
Entonces en ese marco, lo que el evangelio anuncia no es mera teoría, sino una llamada urgente a la fe verdadera: esa que reconoce su miseria y clama apasionadamente por salvación.
Quiera Dios hacer lo que sea necesario para enseñarnos a temer y llevarnos a la fe que salva del ardor de Su ira antes que sea demasiado tarde (lo que sea necesario) porque si la consecuencia de nuestra elección deliberada de seguir pecando es el infierno, que un evento doloroso venza nuestra incredulidad y nos lleve a la fe es lo más misericordioso que Dios podría hacer con nosotros. Entonces ¿es útil ser advertidos de tan terrible fin? sí, es útil ser advertidos sobre lo que está en juego: un pago de incalculable valor ha sido pagado, nunca tendrás en tus propias obras suficiente para igualar lo que Cristo hizo en la cruz. No hay razón para demorarse… Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. No hay razón para perecer, ¡Ven a Cristo!
Oración final: Padre omnipotente, te damos gracias por Tu amor que se ha revelado en la entrega de Tu Hijo para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Te rogamos que Tu gracia abra ojos y corazones, destruyendo toda incredulidad y fortaleciendo la fe en la única senda de salvación. Que la verdad de la imputación de la justicia de Cristo, no como meras palabras, sino como realidad viva, sostenga nuestra confianza cuando las pruebas amenacen y cuando las dudas quieran desviar nuestra mirada de Cristo. Haz que la certeza de Tu pacto nos llene de esperanza, motive a una obediencia nacida de la gracia y nos impulse a vivir para Tu gloria, sabiendo que la ira que merecemos fue completamente absorbida por el sacrificio de Tu Hijo. Concede a tu Iglesia serenidad ante la realidad del juicio y urgencia por la evangelización para llamar a otros a la fe, para que, al final, podamos declarar que hemos sido rescatados por Tu amor infinito y que nuestra vida está segura en Ti. Amén
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Amén
Amén, ayúdame señor 🙏🏼