La fe auténtica no se sacia en cualquier lado

Publicado el 25 de agosto de 2023, 6:21

“Y si en verdad hubieran estado pensando en aquella patria de donde salieron, habrían tenido oportunidad de volver. Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, celestial” Hebreos 11:15-16

La fe que salva ve el futuro prometido que Dios ofrece y lo anhela. Hay muchas personas que diluyen lo que es la fe salvadora al hacer de ella una simple decisión que no conlleva ningún cambio en lo que uno desea y busca. Pero el punto de este pasaje es que vivir y morir por fe significa tener nuevos deseos y buscar nuevas satisfacciones.

El versículo 14 dice que los santos de antaño (que han sido elogiados por su fe) buscaban una patria diferente a la que este mundo les ofrecía. El versículo 16, mencionado anteriormente, dice que ellos estaban anhelando algo mejor que lo que una existencia terrenal podía ofrecer en el presente. Ellos estaban tan aferrados a Dios que nada menos que el cielo podía satisfacerlos, entendían que su tránsito por este mundo era sólo temporal… no podemos evadir nuestra peregrinación por esta tierra, es necesario, pero quien es salvo no se entretiene ni se ancla a nada de está vida, mantiene su mirada en la patria celestial que es a dónde verdaderamente pertenece.

Esta es la auténtica, la fe que salva: ver las promesas de Dios desde lejos y experimentar un cambio en los valores de manera que uno desee y busque lo que Dios ha prometido por encima de lo que el mundo tiene para ofrecer... Muchos tienen una fe errada, que solo cree, desea y reclama las cosas de esta vida y no aprecia y desea la excelencia de lo que Cristo compro para todo aquel que cree: el derecho de morar eternamente en la patria celestial.


Oración: Señor amado grande es tu paciencia y buena voluntad para con nosotros que fácilmente somos deslumbrados por lo que esté mundo ofrece como si fuese lo más excelso, teniendo ojos somos ciegos incapaces de ver lo que es verdadero… pero tú muestras tu amor para con nosotros creando en nosotros lo que por naturaleza no teníamos, hoy te doy gracias por ello y te ruego aumenta en mí el querer como el hacer de tu buena voluntad, que yo pueda desear y buscar lo que tu has prometido por encima de que esté mundo ofrece. Amén

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